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- "Y el próximo nuevo alcalde de nuestro querido pueblo es..."

Los nervios, el suspenso, la intriga, llenaban la plaza. Era un silencio profundo, nadie hablaba, solo miraban expectantes a aquel hombre en el escarnio con un papel en la mano, probablemente con el nombre del próximo alcalde. En cada uno de los lados del anciano, dos hombres distintos, parados firmemente y preparándose a sí mismos para digerir la noticia, fuera como fuera. Ambos candidatos miraban al frente, su mirada concentrada en un punto fijo, no podía concentrarse en algo más, la tensión era demasiada. Aquella pausa que el anciano había hecho antes de anunciar al alcalde, con la intención de generar suspenso apropósito, se sentían como horas. Cada pueblerino estaba curioso, mirando al escenario y a las personas sobre el, expectantes de lo que iba a suceder. Intentaban leer la mirada del anciano, pero esta no indicaba nada. Los fanáticos de Luzu, los fanáticos de Quackity, morían de curiosidad.
Los héroes del pueblo, un poco alejados del escenario pero con la misma intriga que el resto, miraban el gran escenario, a sus amigos en este, al anciano parado allí. 

Por otra parte, Raúl, a un lado del escenario, sentía su corazón latir con fuerza, como si este intentara escapar de su pecho. Sentía cada pulsación en sus sienes, un tamborileo insistente que apenas le dejaba pensar con claridad. Sus manos sudadas comenzaban a ser cada vez más notables, y a pesar de que intentó esconderlas en su bolsillo, nada funcionó. Esta situación era demasiado para él, ¿qué haría si su Luzu no ganaba? ¿Y si se ponía loco? ¿Y si todo terminaba? Había depositado toda su confianza en Luzu desde que el mayor quiso participar en las elecciones, siempre se mantuvo a su lado y demostró fidelidad. Un momento así era demasiada presión para el joven, simplemente era difícil de digerir. Intentó calmarse, respirar y concentrarse en solo respirar, pero cada vez su respiración era más agitada. Pero todo pareció calmarse, todo pareció salir bien cuando el joven escuchó al anciano volver a hablar.

- Luzu.

Un silencio se hizo presente por unos segundos, y luego, los gritos emocionados comenzaron a aparecer. Los aplausos y los vítores de los seguidores de el nuevo alcalde resonaron en toda la plaza, junto con felicitaciones de los héroes de Karmaland. El aire se llenaba de alegría y emoción, la gente celebraba. Raúl sintió una oleada de alivio recorrer su cuerpo, sus músculos tensos finalmente se relajaron y una sonrisa de pura felicidad y orgullo apareció en su rostro. Miró a Luzu, quien ahora se posicionaba en medio del escenario, siendo abrazado por el anciano. Al fin, toda esta presión había acabado, Luzu era el alcalde del pueblo y todo había salido a la perfección, la lucha del castaño no fue en vano, y ahora el pueblo estaría bajo su poder.

Mientras tanto, Quackity, mantenía una expresión serena, aunque su mirada reflejaba una muestra de decepción y aceptación. Los seguidores de Quackity, aunque tristes por el resultado, comenzaron a aplaudir en señal de respeto. Excepto por algunos pocos, que ahora estaban enfadados. El híbrido de pato soltó un suspiro largo, intentando digerir la información como pudiera. El joven se acercó a Luzu con una sonrisa cariñosa, y ambos se abrazaron con fuerza. A Luzu se le veía lleno de felicidad, y Quackity estaba feliz de poder ver aquello.
- Merecido, Lusu. - Dejó escapar el híbrido en medio del abrazo con el más alto, quien lo miró con cariño.

- Gracias, Quacks. - Agradeció el mayor, su sonrisa amplia no podía salir de su rostro.
En solo unos segundos, la mayoría de los héroes de Karmaland subieron al gran escenario para abrazar al nuevo alcalde, por más informal que pareciera, estaban felices por el. Luzu solo reía nervioso, aunque agradecido por la acción de sus amigos.
Raúl, por su parte, se mantuvo a un lado del escenario, solo mirando todo de lejos con un rostro de serenidad, orgulloso por su Luzu, que al fin había podido llegar a lo que el menor sabía, había luchado tanto. El menor vio al castaño durante todo su camino en esta campaña, y estaba de más mencionar la relación  amorosa que habían establecido juntos gracias a ella.  Ahora, Raúl podía ver a Luzu triunfar como el castaño tanto había querido desde un principio.

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