17

32 4 8
                                    

La luz del amanecer se filtraba a través de la ventana de Raúl; quien seguía sin tener cortinas; llenando la habitación con un resplandor suave y dorado. El de piercings estaba acostado en su cama, mirando fijamente el techo mientras sus pensamientos se revoloteaban, incapaz de concentrarse en nada más que la noche anterior con Luzu. Su mente volvía una y otra vez al mismo momento, el instante en el que todo cambió entre él y Luzu. Habían estado juntos en la cocina del castaño, riendo y pasando de maravilla juntos. Durante aquel momento, Raúl había sentido una mezcla de emociones, nerviosismo, una extraña atracción hacia Luzu, y vergüenza. Al final de la noche, cuando el de ojos carmesí lo había acompañado a la puerta, algo completamente inesperado para el menor había sucedido, y no esperaba para nada que se diera así.

El joven héroe recordaba la manera en la que Luzu se había acercado hacia el cuidadosamente, el espacio entre ellos se había reducido hasta que no quedó nada. Había sentido el calor de la respiración de Luzu cerca de él, y luego, de repente, sus labios tocaron los suyos. El beso había sido suave, sorprendentemente cuidadoso y lleno de una ternura inesperada. El de cabello moreno había sentido como su corazón se aceleraba, y como había cerrado los ojos para dejarse llevar por el momento. Claro, había sido un beso corto, pero lleno de significado, que había dejado a Raúl aturdido y con el corazón latiendo con fuerza.

Raúl se giró y enterró su rostro en la almohada, para luego pegar un grito inaudible y comenzar a patalear como loco. Luzu estaba por ser un puto alcalde, y él era su mano derecha. No podían tener nada romántico, el mundo de la política lo arruinaría por completo, y el castaño solo se estresaría más y tendría más cosas de las que hacerse cargo como alcalde. Y estaba claro, que hacerse cargo de Raúl no era el pasatiempo favorito de nadie. Tal vez solo había sido un impulso del momento y Luzu no sentía nada por él menor, solo tenía ganas de besar a alguien.
- Si, probablemente fue eso. - Se habló el menor a sí mismo, quitando su rostro de la almohada y volviéndose a acostar boca arriba.

Luzu era un puto candidato a la alcaldía.

Joder.

- ¡Monika! - Gritó el joven con desesperación, alargando la última vocal de la palabra. Pasaron solo unos cortos segundos y la peli negra ya se encontraba apoyada en el marco de la puerta de la habitación de Raúl, con su ceño fruncido y una taza de té en sus manos.

- Se que besaste a Luzu, me lo acabas de decir, ¿algo más? ¿Tienes alguna solución? - Dijo la mujer mientras miraba al menor acostado miserablemente en su cama. El mayor agarró sus cabellos con la intención de jalarlos. - No hagas eso. - Lo regañó la mujer, y Raúl hizo caso omiso. - Piensa en qué hacer. - Dijo la rubia como si fuera el mejor consejo de todos, pero honestamente, no le importaba demasiado. Raúl bufó con cansancio, ya no tenía idea de qué hacer, no había tocado su móvil, pero lo había escuchado sonar unas cuantas veces. De repente, otra mujer rubia se acercó al marco de la puerta de la habitación del joven, y el chico la miró lleno de esperanzas.

- Raúl, ¿está todo bien? - Preguntó la dulce muchacha que se asomaba con notable preocupación en su tono de voz, y la peli negra, quien estaba recostada sobre el marco de la puerta, suspiró con pesadez.

- El está bien, solo está exagerando, Lana. - Explicó la doncella, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño, claramente molesta. La rubia, por su parte, se veía preocupada por el mayor.

- No le digas eso, Moni, está herido. - El tono de voz de la rubia era suave y dulce, hablaba con lentitud y cuidado. Raúl adoraba con todo su corazón a la dulce e ingenua Lana, Monika y ella llevaban casadas hace aproximadamente un año, y cada vez que la veía, se sentía como un niño pequeño siendo mimado por su madre, a pesar de que el héroe fuera mayor que Lana.
- ¿Quieres contarme qué pasó, Dulzura?

- El y Luzu se besaron anoche, y como Luzu va a ser alcalde, y además es "demasiado guapo para el" - La peli negra simuló comillas con sus dedos. - Auron se niega completamente a moverse, por alguna razón. - La rubia inmediatamente se vio preocupada por el héroe, y se acercó a su cama con cuidado, como si de un niño pequeño se tratara. Raúl en verdad necesitaba un abrazo hoy, y cuando lo recibió por parte de la rubia, que además olía a flores y caramelo, sintió paz nuevamente.

- Yo puedo hablar con Luzu por ti, dulzura, estoy segura que todo saldrá bien y se casarán, y en su luna de miel irán a viajar por el mundo. - Lo motivó la doncella rubia, usando ese tono tan calmado y sereno, justo como el de Luzu.
Raúl no estaba muy seguro de querer toda esa larga historia con Luzu, pues no tenía muy claro qué sentía por el castaño, pero apreciaba el intento de la rubia de motivarlo.

- Lana, le estás dando mucha importancia, estás alimentado su capricho. - Se quejó la mujer, notablemente molesta ante la acción de su esposa. Pero la rubia solo miró a su mujer con un rostro triste, que era la debilidad más grande de la peli negra. - Está bien, está bien, les traeré algo de té. - Dijo la mujer para luego marcharse hacia abajo, y Lana se mantuvo al lado de Raúl, consolándolo en todo momento. Raúl le contó la historia más detalladamente a la rubia, desde cómo había comenzado a fantasear con el cuerpo del mayor hasta el beso. Le comentó todo, y estuvieron horas hablando.

💛🖤

- No responde, probablemente me odia. - Dijo Luzu con desilusión y frustración, para luego ganarse unas palmaditas en su espalda por parte del peli negro a su lado, quien estaba viendo el móvil del castaño junto con el, veían todos los intentos de llamadas fallidas de Luzu a Raúl, ninguna atendida. Ni siquiera rechazadas, el menor no había tocado su móvil en todo el día.

- O tal vez le gustó tanto, que está hablándole a todo el mundo de eso y no tiene tiempo para tocar su celular. - Intentó motivarlo el albino, pero era en vano, y eso estaba claro. Luzu soltó un suspiro pesado, no se arrepentía de aquel beso, pero si Raúl lo hacía, entonces las cosas eran claramente distintas.

- Tienes que entender que probablemente sea complicado, Luzu, es tu mano derecha después de todo, y puede ser algo muy nuevo para el. - Habló nuevamente el de ojos amatistas, intentando que el castaño pudiera calmarse un poco y entender más la situación, pero el mayor no parecía querer escucharlos, solo quería recibir una llamada de su Auroncito, y hablar las cosas con el. De un momento a otro, un mensaje apareció en la pantalla del castaño, quien al verlo, casi baila de felicidad.

"Gracias por ayer, me lo he pasado genial."

Era Raúl, agradeciéndole al castaño por la noche anterior, eso quería decir que el menor había disfrutado el beso, y no estaba ni cerca de estar enfadado con el castaño. Luzu asumió que ahora todo estaba solucionado, y que al fin todo saldría bien para él y para Raúl.

"La paz antes de la guerra"

Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora