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La sopa olía de maravilla, Raúl se había tomado su tiempo para hacerla, algo que definitivamente había valido la pena. El heroe se sirvió una generosa porción de la deliciosa y caliente sopa en un cuenco de cerámica, admirando el vapor que se elevaba.
Con el cuenco en sus manos, el joven se dirigió a la mesa de la cocina, la cual estaba estratégicamente ubicada junto a una gran ventana. La luz tenue del día nublado entraba suavemente, creando una atmósfera acogedora. Raúl se sentó y miró hacia afuera, viendo como la lluvia caía en su colorido jardín. Las gotas se deslizaban por el cristal, creando patrones hipnóticos y relajantes. El sonido de la lluvia golpeando las hojas y el suelo proporcionaba un fondo musical tranquilo, perfecto para acompañar su comida.
Raúl tomó una cucharada de sopa y la llevó a sus labios, disfrutando del calor que se extendía por su cuerpo y del sabor reconfortante que llenaba su boca.

El de cabello moreno estaba algo deprimido, en verdad deseaba ver al dulce castaño ese día, y no obtener respuesta por su parte lo hizo sentirse algo vacío. Pero entendía que tal vez, algo de último momento había surgido para el mayor, y no tuvo tiempo de avisarle a Raúl. El joven miró su móvil por una tercera vez, y los mensajes que le había enviado al mayor seguían sin ser leídos. Estaba preocupado, porque sabía que Luzu le hubiera hecho saber si algo pasaba, y tal vez estaba pasando por un momento difícil, y Raúl deseaba acompañarlo. El chico suspiró, tal vez no debía sobre pensar tanto las cosas, y dejar que Luzu estuviera tranquilo, lo que menos deseaba era molestarlo.

Pero ahora estaba aburrido, sin compañía. Sus amigos más cercanos estaban ocupados como para acompañarlo. Supuso que solo sería un día tranquilo, en el cual se quedaría en casa viendo alguna serie y disfrutando de su increíble sopa.

Luzu y Quackity estaban sentados juntos en una acogedora mesa de un bello y caro restaurante, cerca de una ventana que daba a la calle. Afuera, la lluvia caía en finas cortinas, creando una melodía constante de gotas golpeando el pavimento y las ventanas. Las luces cálidas del restaurante contrastaban con lo gris del día lluvioso. Los platos frente a los dos héroes tenían comida humeante y deliciosa. Luzu había pedido un plato de jugosa carne, mientras que Quackity decidió pedir pasta con salsa de tomate y albahaca. Ambos comían con gusto, disfrutando del sabor y del ambiente tranquilo.

- Este lugar es genial, Lusu. - Comentó Quackity luego de terminar de masticar su comida. El menor se veía muy feliz, hace ya un tiempo que no podía darse el lujo de estar relajado, el mundo de la política era algo estresante para él, y no tenía tiempo para salir con sus amigos y comer este tipo de comida.

- Me alegra que te guste, Quacks. - Dijo el mayor mientras se servía algo de agua mineral en su vaso, y al mirar a Quackity, este asintió, indicando que él también quería un poco de agua.

- Te extrañaba un buen. - Admitió el menor, para luego tomar un sorbo de la fresca y fría agua que Luzu le había servido en su vaso. El mayor le dedicó una sonrisa cariñosa, indicando que él también. - Lástima que la lluvia nos arruinó el día de pesca. - Bufó el menor, y Luzu soltó una pequeña risa.

- Al menos pudimos comer aquí, si llegábamos más tarde no habría lugar. - Dijo el mayor, y Quackity le dio la razón, aunque aún así un poco frustrado. - Sabes, Quacks... He estado pensando en algo, y en verdad quiero decírtelo. - Volvió a hablar el castaño, parecía un tono de suspenso, que logró poner al menor nervioso, esperando que sea algo bueno, y no algo malo.

- Dime, Luzu. - Dijo el menor algo nervioso, y en su rostro se dibujó una sonrisa que reflejaba miedo y nervios. ¿Qué podría querer decirle Luzu? ¿Y si era una declaración de amor? ¿O una de odio? ¿Y si estaba enamorado de Raúl? ¿Y si tenía un secreto que solo le confiaría a Quackity?

Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora