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- ¿Emocionado por las elecciones, Lu? - Preguntó el menor con una sonrisa en su rostro y un tono emocionado, mirando al castaño frente a él, quien se encontraba del otro lado de la barra, cortando las verduras para su estofado. Era tarde, el sol ya se había ocultado hace algunos momentos, dejando a Karmaland cubierto en la noche. Luzu y Auron estaban en la casa del mayor, solo pasando el rato juntos, aprovechando que por ahora, Luzu no tenía nada de lo que estresarse. El mayor aún no era alcalde, y eso era algo bueno, de cierta manera.
Se habían vuelto increíblemente unidos desde que todo comenzó, hace unos dos meses. Eran fieles amigos, aunque tenían algunos momentos un poco cuestionables. El castaño esbozó una pequeña sonrisa de lado al oír la curiosa pregunta del menor, y seguido a eso, asintió con delicadeza.

- Si, Auroncito, estoy feliz de poder postularme a las elecciones. - Respondió el de cabello castaño con un tono de serenidad y calma, sin quitar la mirada de las verduras para evitar cortarse. - Me encanta poder ayudar al pueblo y compartir mis ideas al resto, siento que hago algo bien por el pueblo. - Continuó hablando el mayor con aquella dulce sonrisa, mientras Raúl solo lo escuchaba atento, casi que embobado
- Ademas, te tengo a mi lado. - Terminó por decir el mayor, quitando la mirada de la tabla de cortar por un segundo, para así poder mirar al menor, quien tenía sus mejillas pintadas de un leve carmesí.

- Si... Supongo que eso está bien también... - Habló el menor en un tono modesto mientras miraba hacia un lado, evitando la mirada del mayor, estaba avergonzado. Luzu sabía decir cosas que para el menor eran fuertes como si no fueran nada, solo las dejaba salir con un tono tranquilo y sereno. Raúl solía mantenerse firme ante todo, pero Luzu era una de sus debilidades, y el menor no apreciaba tanto eso. Por eso, de des en cuando, a Raúl le gustaba probarle a Luzu que él podría ser su propio jefe.

- Me fascina saber que te tengo tan cerca, eres tan dulce, Auroncito. - Raúl rió nervioso, cubriéndose su rostro mientras reía. Cosas como esas lo ponían débil frente al castaño, aquel apodo, aquel tono de voz sereno, se sentía tan tonto cuando se ponía así. Para la suerte del de cabello moreno, Luzu se volteó hacia atrás luego de soltar una leve risa, ahora el más alto estaba de espaldas frente al menor, el mayor ahora trabajaba en la cocina, no en la barra. Raúl aprovechó que Luzu ya no podía verlo para quitarse las manos de su rostro y relajar su respiración, maldiciéndose por actuar de esa manera tan débil como si nada. Debía mantenerse firme, no ponerse loco por un apodo que ya estaba acostumbrado a escuchar todos los días.

Una vez el menor levantó su mirada y quitó sus manos de su rostro, ya no tan avergonzado de la situación pasada, se dedicó a ver la espalda de Luzu, quien no estaba tan lejos de él. El menor se tomó su tiempo, y analizó la espalda del mayor. Era impresionante, la musculatura del castaño se marcaba a través de la camisa que el mayor llevaba puesta, mostrando claramente su dedicación al ejercicio. Sus hombros anchos y bien definidos, conectándose con una espalda ancha y fuerte que descendía en una elegante curva hacia su cintura. Raúl tragó saliva con fuerza, intentando no pensar en aquello, pero era demasiado complicado para él. Era imposible no admirar la dedicación y esfuerzo que el mayor había puesto en su cuerpo, y era imposible no admirar su cuerpo. El menor lo imaginó, se imaginó siendo acorralado por Luzu, y poder ver ese pecho más de cerca.

Mierda.

- Lu, me tengo que ir a casa ya. - Dijo el menor en un tono nervioso, no podía creer que se había perdido en pensamientos como ese, tenía que irse o podía empeorar.

- Pero no he terminado la cena... - Habló el mayor con un tono algo desilusionado, volteándose para mirar al menor con tristeza. Raúl inmediatamente se sintió culpable de estar pensando cosas que no son, a espaldas de Luzu, literalmente.
Raúl suspiró con determinación, solo debía controlarse, y no pensar en la fornida y musculosa espalda del mayor, comer junto con él y marcharse.

Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora