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El corazón del castaño se detuvo por un momento, era como si le hubieran pegado con una intensidad extremadamente fuerte justo en el corazón, y no habían fallado, le habían dado justamente en el centro, donde más dolía. Sentía un peso en su pecho, una carga, algo que quería quitarse de encima lo más pronto posible, pero a la vez, sentía que no podía hacerlo. El castaño nunca creyó que en su vida escucharía esa frase luego de un momento como este.

"Auron no votó por ti."

A Luzu no le hubiera molestado aquella información si Raúl no le hubiera jurado su lealtad en todo momento, o no hubiera escuchado todos sus planes e ideas como alcalde y le hubiera dicho que eran geniales. Pero esto era algo distinto. ¿Auron? ¿Su Auron?
Nunca se le pasó por la cabeza al castaño la duda de si su Auroncito votaría por él o no, es decir, para el, era algo obvio. Ambos héroes habían estado juntos desde el principio, Auron lo había oído siempre y Luzu había llegado a nombrarlo su mano derecha por la confianza que tuvo en el. Hasta habían llegado a una relación romántica gracias a la unión que tenían en la campaña política. Entendía que tal vez el chico había cambiado de opinión, ¿pero porque no hablarlo con él antes? ¿Porque seguir con él en la campaña a pesar de no apoyarlo? Luzu no sabía qué hacer, y el hombre frente a él lo miraba expectante.

Unos minutos pasaron, y el castaño, un poco más calmado y menos tenso, se decidió por hablar, comenzando por lo más obvio. - Auron jamás haría eso. - La defensa, tenía que defender a Raúl a pesar de todo, y si aquella no era su primera frase, entonces le había fallado a su chico. Cuando el castaño dijo aquella frase, sonaba firme, y muy seguro de sí mismo, pero al sentir la mirada del otro hombre sobre el, comenzó a dudar de sus palabras. El hombre lo miraba con el ceño fruncido, no entendía porque el alcalde aún defendía a Raúl.

- Puedes decir eso, si. - El peli naranja se encogió de hombros, restándole importancia a la situación. - Pero también puedes preguntarle a Raúl, estoy seguro que él te dirá la verdad. - La mirada del más alto cambio, ahora era una mirada filosa y penetrante que se posicionaba justo sobre los ojos de Luzu, amenazandolo, y el castaño no podía ni devolverle aquella mirada amenazadora como le hubiera gustado hacerlo.
Luzu solo analizaba las palabras del chico frente a él, tomándose su tiempo, para luego tragar saliva y suspirar rendido.

- Como... ¿sabes esto? - Preguntó Luzu, ahora intentándose adaptar a qué tal vez Lolito no estaba mintiendo, y que si era así, debía estar seguro de todo antes de enfrentar a Raúl. Lolito soltó una pequeña risa sin gracia, para luego meterse sus manos en los bolsillos de su pantalón. La mirada roja de Lolito era como una luz en la noche, brillaba y era notoria. Y normalmente, la de Luzu igual, pero ahora, sus brillantes ojos rojos solo estaban apagados, mostrando su decepción. Sentía una especie de rabia que ni él sabía cómo controlar, pero no era algo de querer pegarle a un muro, solo quería romper en llanto.

- Lo sé y ya, Luzu, no te lastimes más. - Recomendó el más alto, con un tono simple, acercándole un cigarro ya encendido al castaño, que este negó. No podía solo fumar y olvidarse de sus problemas, tenía que ser un hombre. El castaño suspiró, cansado, triste, vacío, enfadado, confundido, decepcionado. Después de todo lo que había vivido junto con Raúl, todo lo que habían planeado juntos... Y ahora, todo se desmoronaba como si nunca hubiera existido, como si no importara.

Luzu no habló, solo asintió levemente con la cabeza y volvió a adentrarse a su hogar, ignorando la presencia del hombre, no quería ni verlo. Si veía a Lolito una vez más, vomitaría de las náuseas. Al cerrar la puerta detrás de él, el Luzu se pegó contra la puerta, bajando lentamente mientras arrastraba su espalda contra esta. Finalmente, quedó sentado, apoyado contra la puerta de madera, pensando en silencio.

Unos minutos de desgracia pasaron, en los cuales el castaño no se movió, no habló, no hizo nada, solo estaba apoyado contra la gran puerta, odiando su vida y pensando en que pudo haber hecho mal para que Auron lo traicionara de esa manera. ¿Acaso no había sido suficiente? ¿Había decepcionado a Raúl de alguna manera? ¿Lo presionó demasiado? El mayor pasó sus manos por su rostro, estirándolo en el proceso. Su frustración era notable, no quería esto.
Pero como Lolito había dicho, tenía que preguntarle a Raúl, tal vez cara a cara, todo sería distinto, y su niño podría explicarse mejor. Tal vez no todo tenía que estar perdido, tal vez era cuestión de hablarlo. El castaño suspiró, para luego levantarse del suelo y dirigirse hacia el piso de arriba, donde sabía, Auron lo esperaba.

Al abrir la puerta de su habitación, el castaño se encontró a Raúl sentado en la cama, leyendo lo que estaba escrito en el envase de un producto que Luzu reconoció como parte de su baño. Al oír la puerta abrirse, el menor levantó su mirada, encontrándose a Luzu, para luego sonreír.
- Lu, ¿porque has tardado tanto? Me he puesto a leer productos de lo aburrido que estaba. - Dijo gracioso el de cabello moreno, mostrándole al mayor el producto en sus manos y riéndose de sí mismo, pero Luzu se mantenía callado, mirando a Raúl. El menor, al notar aquella extraña actitud, habló. - ¿Todo bien, Lu? - Preguntó el menor con cierta preocupación en su rostro y voz, pues no sabía que podría haber pasado.
El rostro de Luzu no cambió, no hasta que el mayor habló.

- Auroncito, tu, ¿no votaste por mi en las elecciones?

Raúl miró al castaño sorprendido, su sonrisa se desvaneció lentamente mientras trataba de procesar las palabras de Luzu. Un silencio incómodo se instaló entre ellos. El menor bajó su mirada, su mente corría tratando de encontrar las palabras correctas para explicar lo que estaba sucediendo. ¿Como podía explicarlo sin sonar como un hijo de puta? Era verdad, no había votado por Luzu, pero no porque no lo quisiera o no confiara en él y en sus propuestas, era algo mucho más complejo que eso, que Luzu no podía entender. - Luzu... - Comenzó a hablar el menor, su voz temblaba ligeramente. - Yo... no es tan simple como parece. - Soltó, intentando encontrar palabras adecuadas para esta situación.

Luzu seguía en silencio, su rostro era una máscara de emociones contenidas. Cada palabra de Raúl era un nuevo golpe en su pecho, golpes sin piedad que alguien tan importante como Raúl le estaba dando. Auron lo era todo para el, lo había sido por todo este tiempo, pero ahora, todo parecía derrumbarse de inmediato. Luzu no sabía qué decir, qué hacer, qué opinar, esto era demasiada información, demasiada presión, demasiada traición.
- Vete de mi casa, Raúl, porfavor. - Pidió el mayor en un tono frío y serio, pero que se oía completamente decidido. El menor se sorprendió de inmediato por lo dicho por el mayor, y asustado, quiso apresurarlo todo.

- Luzu, porfavor, yo-

- Quiero que te vayas. - Volvió a pedir el mayor, esta vez usando un tono más alto, para asegurarse de que el menor entendiera su frustración y sus pocas ganas de platicar en ese momento. El menor no habló, y luego de mirar a Luzu por algunos segundos, esperando que este se arrepintiera o dijiera que era algún tipo de broma, el héroe se levantó de la cama, sabiendo que no llegaría a nada. Luzu solo tenía una mirada vacía, que alguna vez había sido de puro amor por el menor.

Todo fue rápido para ambos, Raúl solo tomó una parte de sus cosas y se marchó , ni siquiera interesado en tomar todas sus cosas.

"Hay veces que en el amor, la transformación de una persona puede llevarnos a enfrentar la decepción más profunda."

Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora