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Las semanas habían pasado, los días habían transcurrido con rapidez en aquel pequeño pueblo, pero las cosas no habían cambiado tanto. Los nuevos heroes del pueblo ya no se debían turnar para cuidar de aquel amable chico de ojos miel, quien alguna vez fue el único héroe del pueblo. Aquel joven había estado mejorando mucho más en estas últimas semanas, y ya no necesitaba asistencia de sus compañeros. La fuerte y dolorosa herida en su abdomen había sanado gracias al tiempo, por suerte, aquella herida había sido algo superficial, y no había llegado a mayores. Ahora, Raúl se aparecía de des en cuando por el pueblo a aportar con alguna que otra cosa, pero estaba mucho más ausente desde que sus amigos habían sido nombrados los nuevos héroes pueblo, claro, junto con Raúl.

Las cosas parecían ir bien, al menos por lo general. Raúl seguía sin ser tan social, pero los héroes aún así lo visitaban y pasaban tiempo juntos, algo que el héroe en verdad apreciaba, aunque en algunos momentos podía llegar a molestarle. Se había acostumbrado tanto a la soledad, que que la gente lo visitara tan seguido solo lo hacía sentirse extraño, pero no lo odiaba, solo le incomodaba levemente. Había creado fuertes lazos con gente como Rubius, Quackity, Fargan, Lolito y Luzu.

Sin embargo, no todo era tan maravilloso. Últimamente, el pueblo parecía estar emocionado por la idea de un posible nuevo alcalde, pues al parecer, la idea de Quackity había llegado un poco más lejos, hasta el punto de que esto fuera uno de los temas más hablados por el pueblo. Raúl no tenía idea de cómo actuar con respecto a eso, pero sabía que tenía que mantenerse fiel a Luzu, tal y como lo había prometido. El joven no podía arriesgarse a ser una bola de magma de nuevo, había sido algo increíblemente incómodo para él. Las paredes que quedaban con rastros de su amarilla y brillante viscosidad, lo mucho que brillaba su cuerpo cuando tenía emociones fuertes, era simplemente demasiado, no pensaba revivirlo.
Sabía que se mantendría del lado de Luzu, y nadie podría cambiar su punto de vista.

- Gracias Alexby, por gente como tú, este pueblo sigue en pie. - Agradeció la anciana, ofreciéndole unas frescas y jugosas manzanas  rojas al joven que se encontraba parado frente a ella, quien tuvo que negar con amabilidad.

- Por favor, es mi trabajo, y me hace más que feliz realizarlo. - Respondió el menor con una sonrisa serena, y la anciana parecía conmovida por las palabras del joven, en verdad apreciaba mucho el trabajo que los héroes hacían para el pueblo, y estos nuevos héroes parecían mucho mejores que Raúl. Tan dedicados, tan capaces. El héroe de estatura baja se retiró, no sin antes despedirse de la mujer con amabilidad, y la anciana lo miraba marcharse con cariño. Durante su camino, el héroe se encontró con Quackity, quien también parecía haber terminado de ayudar a un pueblerino.

- ¡Alexby! ¡Hola! - Saludó el héroe de gorro con plena confianza mientras se acercaba con felicidad a su amigo. Alexby solo esbozó una sonrisa de lado, feliz de poder salir por un momento de su trabajo para poder hablar con su amigo.

- Hola, Quackity. - Saludó el chico con una sonrisa, y Quackity se detuvo cuando ya estuvo lo suficientemente cerca del héroe.
- ¿Te ganas la confianza de los pueblerinos, alcalde? - Preguntó el menor con confianza, dándole un suave codazo a Quackity, quien comenzó a reír con nervios, en verdad se sentía nervioso por su fuerte decisión. Por suerte, las elecciones aún no comenzaban, y tenía tiempo para conocer a los pueblerinos y saber cómo manejar el pueblo.

- Creo, algo así. - Respondió Quackity en un tono modesto, pasándose su mano por su nuca y mirando hacia otro lado, mostrando su vergüenza. Alexby solo miraba al híbrido con confianza, estaba bastante seguro de que Quackity lo lograría, sobre todo, porque este no tenía competencia, al menos que Alexby supiera.

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