Se había perdido el rastro total de la princesa Henutmire, ninguno de los oficiales ni siervos del reino del soberano tenían idea de cómo la hermana del rey había escapado.
Los murmullos de su huida comenzaban a esparcirse por todo el palacio, murmullos que llegaron hasta los oídos del mismo faraón. Ramsés estaba hecho un mar de furia, ni sus propios soldados ni sacerdotes podían aplacar la ira de su rey.
¿Madre? —
Hijo querido — un suspiró la hizo caer en sus brazos, Moisés estaba desconcertado ante este hecho.
— Ariadna...¿Qué están haciendo aquí en la villa? — cuestionó confundido el ex príncipe.
— Tenía que sacar a la princesa Henutmire de aquella celda, su condición es delicada — respondió angustiada la princesa heredera.
— Gracias a Dios que no fueron vistas — habló aliviada Jocabed dirigiéndose hasta la hermosa joven.
— Corrieron un gran riesgo en venir aquí — agregó preocupado.
— Yo le pedí a Ariadna que me trajera hasta ti hijo mío — sollozo Henutmire al tocar las mejillas del libertador.
— Aquí estarás a salvo mamá, yo te protegeré — le sonrió para después ayudarla a tomar asiento en uno de los bancos.
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Un Amor Prohibido
Historical FictionNi los propios dioses igualan su belleza Ella es la hija del faraón y yo un simple soldado... Cómo podría una princesa fijarse en un hebreo.....