𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐋𝐕 °𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐏𝐥𝐚𝐠𝐚: 𝐋𝐚𝐬 𝐑𝐚𝐧𝐚𝐬°

646 51 6
                                    

Después de aquella discusión con Ana, la princesa había vuelto al palacio, pero no se le veía nada contenta, esa conversación la había puesto muy tensa y molesta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de aquella discusión con Ana, la princesa había vuelto al palacio, pero no se le veía nada contenta, esa conversación la había puesto muy tensa y molesta.
Sus damas se miraron intentando comprender el mal humor de su señora pero no había ninguna respuesta, la hija del Faraón había pedido estar sola en sus aposentos. . . .

Pero esos no solamente eran los únicos problemas.

Nuevamente Moisés & Ramsés se habían reunido, pudo percibir el enojo en el rostro de su viejo amigo, la plaga de sangre no había sido para nada agradable para el rey. Odiaban estar enfrentados pero nada se podía hacer, o era su amistad o acabar con todo el sufrimiento de un pueblo.

Moisés tenía bien en claro ahora lo que estaba bien y lo que estaba mal, tantos años de sufrimiento para el pueblo hebreo debía terminar, su confianza y lealtad en Dios era enorme pero el dolor por enfrentar aquel que considera su hermano lo heria, sabía que no podía hacer nada por salvar a Egipto de lo que estaba por venir, todo quedaba en las manos de Ramsés

Su espera de obtener una disculpa por parte del ex príncipe se había esfumado, su rostro se torno en coraje y desagrado, una nueva plaga vendría para el reino y toda la ciudad, una vez más se verían afectados por la necedad del Faraón. . . .

En la ciudad egipcia ya hacía uno de los oficiales de confianza del rey, se trataba de Ikeni

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la ciudad egipcia ya hacía uno de los oficiales de confianza del rey, se trataba de Ikeni. . .

Estaba dispuesto a conquistar a Ariadna una vez más, sabía que a la hija del Faraón le encantaban las flores, así que se había decidido a llevarle unas orquídeas, las favoritas de la princesa.

Después de tantos años Ikeni.-

- ¡Ana! - la recibió con un abrazo.

- Cómo le va al mejor oficial del rey - lo elogió al corresponder su abrazó.

- De maravilla, pero mírate cuánto has cambiado - dijo con una sonrisa.

Un Amor Prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora