Despues de aquella plática entre la princesa y el noble soldado nada volvió hacer lo mismo, la distancia se volvió a ver reflejada entre ambos, Ariadna estaba decidida a sacarlo de su corazón y mucho más ahora sabiendo la noticia del hijo de Ikeni.
Dos días completos transcurrieron, la hermosa princesa no tenía ánimos ni ganas de salir de sus aposentos, una vez más esto provocó la preocupación de su dama Amonet y su familia.
Mientras que en el Haren del palacio, Ikeni llegaba con la compañía de su hijo en brazos y al lado de ellos Karen, fueron recibidos con amabilidad por parte de todas las mujeres y los siervos del reino, a excepción de Karoma, quién miraba con ojos de pistola a Karen estando al lado del oficial.
Amonet llevaba los alimentos de su señora a su cuarto, pero al no notar su presencia su preocupación se vio aflote de no ver a la princesa, la dama de inmediato salió en su búsqueda a los posibles lugares en qué podía estar, pero no hubo ningún rastro.
No tuvo más remedio que informar al rey sobre lo que estaba sucediendo.
__ Soberano disculpé la interrupción señor de las dos coronas__ hizo una reverencia
__ Amonet, ¿que estás haciendo aquí? que no deberías estar con mi hija?__ cuestionó el rey
__ Lo estaba mi señor, pero en el momento en que regrese con los alimentos de la princesa ella ya no estaba __ contesto preocupada llevando su mirada al faraón.
Ramsés al momento se levantó de su trono alzando su voz de preocupación para la sierva.
__ ¡Pero como es posible que hayas descuidado a mi hija!__ exclamó molesto
__ Mi rey mil perdones__ se inco atemorizada __ mi señora Ariadna me había pedido ir por su comida...
__ Por los dioses...
¡Guardias! __ exclamó fuerte y el grupo de guardias que custodiaba la sala del trono llegó en su llamado. __
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Un Amor Prohibido
Ficção HistóricaNi los propios dioses igualan su belleza Ella es la hija del faraón y yo un simple soldado... Cómo podría una princesa fijarse en un hebreo.....