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El resplandor de los rayos del sol había caído sobre el suave rostro de la princesa de las dos tierras, lentamente sus bellos ojos marrones se fueron abriendo dejando entrar la luz . . .
Pero sus preocupaciones volvían a ella por lo sucedido el día anterior en la obra, temía por la vida de Oseias, incluyendo la de Ikeni, no quería ser la causante de un bate entre los dos pero no podía evitarlo, no estaba en sus manos, esos dos hombres estaban completamente enamorados de ella.
- Mi señora Ariadna que bueno encontrarla despierta - se abrieron las puertas de sus aposentos dejando pasar a su dama Amonet junto a Karoma.
- Por acaso ocurrió algo? - preguntó la hija del Faraón al maquillarse.
- La propia Isis le tendría envidia de su belleza princesa - la elogió Amonet.
-Confirmo las palabras de Amonet - dijo Karoma.
Una tierna sonrisa salió de la dulce Ariadna pero sus pensamientos habían sido invadidos recordando el mal momento que se había formado entre Oseias e Ikeni, sus damas se miraron confundidas por el cambió repentino de actitud de la hija del rey, no decía nada y se le veía más preocupada. . . .
- ¿Princesa Ariadna se encuentra bien? - rompió el silenció amonet.
- Estoy preocupada por Ikeni y Oseias - sollozó angustiada -
- Por lo visto esos dos la aman señora - dijo la dama principal.
- Por Isis sería lindo que dos hombres también me cortejaran como a usted princesa - dijo risueña Karoma.
- El problema es que mi padre los mataría a los dos si esto llegará a sus oídos - habló temerosa la princesa.
- Ahora que menciona al rey, se me pasaba comentarle sobre la fiesta que mando a organizar en la sala del trono - agregó Amonet.
