♟Capítulo 44♟

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-Dios, ese hubiera sido una fea caída -Suspiró con el mismo alivio que yo sentía por no haber caído al suelo.... era Alonso.
-Muchas gracias -Susurré haciendo un gran esfuerzo para que mi voz no delatara mi pena, pero resultó ser peor, estaba quebrada.
-_______ ... ¿Estás bien? -Buscó mi mirada escondida bajo algunos mechones de mi cabello. Entre el tropiezo y la carrera a casa, había quedado lo suficientemente desordenada como para que mi cabello cubriese la mitad de mi rostro.
Asentí con la cabeza, pero ya era tarde, las lágrimas comenzaba a parecer y a Alonso, era imposible negarle más de una vez en cuanto a los sentimientos, sabía a la perfección cuando estaba bien o cuando simplemente no lo estaba.
-Dios... -Susurró- Ven aquí.
Tomó de mi mano y me guió como una muñeca de trapo por el pasillo directo a su habitación.
Me dejó sentada en su cama y se dedicó a prender varias luces con un delicado resplandor, que decoraban a la perfección el cuarto.
-Que rayos hizo mi hermano ahora -Susurró molesto, sentándose a mi lado, siempre había ignorado su preocupación por mí, y ahora, luego de su confesión, era difícil no notarlo.
-Nada, es solo... una estupidez mía -Traté de sonreír y pegué los ojos en mis pies colgando en el costado de la cama.
-Se lo inútil que es mi hermano, así que no te creo -Dulce Alonso, hasta en los peores momentos solía sacarme una sonrisa.
Me veía tan obligada a contarle lo que había sucedido, pero era tan incómodo teniendo presentes sus sentimientos hacia mí.
-Dijo algo que... no debí haberlo tomado a mal, pero sabes lo sensible que soy, era de esperar que sucediera algo así -Y de alguna forma me las ingenié para no contarle lo que sucedía, ya no podía decírselo todo.
-Entonces debe tener mas cuidado, es increíble que se conozcan hace tanto tiempo y no sepa como dirigirse hacia ti -Sonrió con los ojos brillantes.
Sabía porqué lo decía, el siempre me trató con respeto, cariño y sabía muy bien las palabras adecuadas al dirigirse a mí, se podía decir que era la persona que nunca en la vida me había hecho algún tipo de daño y estaba seguro que nunca lo haría.
-Es que tu si sabes como tratar a las personas -Sonreí y por primera vez miré a los ojos sin tener alguna sensación incómoda.
-Y por eso creo que debería enseñarle un poco a mi hermano -Carcajeó dulce.
-No estaría mal -Acompañé su risa y con suavidad empujé uno de sus costados.
-Oye, no debes sentirte mal por aquello, tarde o temprano Jos irá de rodillas pidiendo una disculpa, tu solo hace como si no te importara -Y estaba en lo correcto, era tal cual como debía ser.
-Creo... que ese es el mejor consejo -Sonreí.
-Hamm... y oye, se que quizás lo de hace un rato fue incómodo, te debo una disculpa, creo que está bien que seamos solo...
-Amigos -Interrumpí con una mirada y sonrisa comprensiva.
El sonrió y extendió los brazos, nada en estos momentos podía ser mejor que recibir un abrazo de su parte, acogedores y protectores, nada mejor.
Me quedaría siglos estando ahí, una amistad como la que ofrecía Alonso era imposible de rechazar.

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Mi Mejor Amigo Entre ComillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora