♜Capitulo 49♜

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La multitud bailaba alocada en medio de la sala y las hormonas estaban más que evolucionadas en todas las parejas presentes.
Nos quedamos parados mirando a nuestros alrededores, supongo que ambos buscando amigos.
- ¡Emma! -Exclamé extendiendo los brazos al ver a una de mis mejores amigas acercarse.
- ¡_____! ¡Dios! ¿Qué rayos haces aquí? No pensé que vendrías, preferí no decirte nada, se suponía que no te agradaban mucho las fiestas locas -Rió dejando su vaso de... "Bebida" En un mueble cercano.
-Jos me convenció -Sonreí emocionada, era increíble lo que hasta su nombre provocaba.
Ya que Jos no estaba atento y conversaba tan animado como yo, con uno de sus amigos, Emma aprovechó de mirarme con picardía.
- ¿Cuando diablos se supone que le dirás? -Me preguntó con un cierto dejo de cansancio, siendo mi mejor amiga, le lastimaba de cierta manera verme tan entusiasmada con un chico quien supuestamente nunca fijaría los ojos en mí.
-Tranquila, ya lo haré, solo tengo que esperar un momento adecuado -Musité con seguridad, de verdad quería decírselo y esperaba a que fuese esta misma noche.
Me quedó mirando seria, no espera esa clase de respuesta.
-Así se habla, te aseguro que no te arrepentirás -Y ojalá así fuera- Ahora, disfruta la fiesta, Amy despareció así que no pierdas tu tiempo en buscarla. Me voy, Chema debe estar buscándome, tu sabes -Guiñó un ojo, tomó su vaso de bebida y salió sin esperar algún tipo de respuesta.
Solo sonreí y me encontré con Jos detrás de mí y dos vasos en sus manos.
-Busqué uno para ti, Coca - cola ¿Verdad? -Sonrió entregándome el vaso en las manos.
Era Jos, estaba muy enamorada de él, pero después de todo era un chico... y quien sabe si podía hacer un tipo de locura.
Miré el vaso con desconfianza.
- ¿Crees que le echaría droga para aprovecharme de ti? -Me miró serio, molesto por mi desconfianza.
-No es eso, solo es... -Musité mirando el suelo, no habían excusas.
-Nunca te haría daño ________, y pobre dé si lo hacen -Sonrió dejando a exhibición sus hermosos, pequeños y perfectos dientes.
Sonreí y bebí del acaramelado líquido, ahora podía estar segura de que nunca me haría algo parecido.
Era entretenido observar a cada persona bailar, algunos mareados, otros enloquecidos... ruego a díos nunca caer en un tipo de estado alcohólico, era lo más degradante para una mujer.
De la nada, sentí un gran golpe en mi hombro y luego en mi nariz. Dolía, ardía y sentía marearme.

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