●Capítulo 56●

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- ¡______! -Exclamó mi hermana apareciendo en el cuarto con el rostro transformado de preocupación- ¡¡Dios! ¿Qué diablos es lo que ocurre? -Me tomó de los brazos y buscó mi mirada con desesperación- Estás temblando... Vamos ______, dime que es lo que sucede -Nunca la había visto tan preocupada.
-Jos... Se llevaron a Jos al hospital -Y nuevamente las lágrimas en mis mejillas resbalan con peso.
Desesperada, asustada... avisamos a la familia y localizamos a alguien que tuviera idea de cual era el hospital al cual lo habían trasladado.
Apenas el motor del vehículo de mi hermana, tiré de la puerta y salí corriendo hacia el interior del gran edificio.
No fue difícil encontrar la habitación, afuera de aquella estaba lleno de jóvenes.
-________-Sollozó Emma al verme llegar.
- ¿Dónde está? -Ni si quiera me fijé en sus ojos, no hacía más que mirar a los alrededores y poder entrar a ver su rostro de una sola vez.
-No puedes entrar amiga, está en urgencias -Me abrazó y yo la separé enseguida.
- ¡NO! ¡Maldita sea! ¡Tengo que entrar ahora! -Grité furiosa.
-_______, tranquila... Saldrá bien ¿Si? -Me sonrió levemente, trataba de calmar mis nervios, mi miedo y mi pena, pero después de todo sería en vano.
-Quiero verlo -Sollocé arrojándome en sus brazos y sin esperar un segundo más, nuevamente estaba llorando.
Una hora transcurrida y nada... la gente comenzaba a abandonar el lugar y solo quedábamos la familia, mi hermana, mis padres, Emma y yo.
Una hora más y... nada.
Dos horas más... y seguíamos sin noticias.
-Amiga, ya tengo que irme -Me susurró con la voz seca.
-Está bien, descuida -Sonreí sin ánimos y volví a mirar el suelo.
Sentí sus brazos rodear mi cuerpo, entregándome cariño y confianza, y no era la suficiente.
La vi alejarse y me quedé sentada sola en una fila de bancas, no quería estar con nadie, solo quería estar en silencio, pensar en él y rezar a dios para que le diera fuerzas y pudiera continuar conmigo, a mi lado.
Un hombre de delantal blanco se acercaba por el pasillo y todos nos pusimos de pie.
- ¿Cómo está? -Fui la primera en preguntar, al estar mas cerca.
Solo me miró con frialdad y se acercó a los padres.
- ¿Cómo está mi hijo? -Preguntó enseguida la sra. Canela y mi dolor aumentaba al verla a los ojos rojos y cansados.
-Me tome informales que no se encuentra en buenas condiciones -Musitó sin expresión alguna- Tratamos se estabilizarlo y haremos lo que se pueda.
- ¿Podemos verlo? -Rogué con la voz quebrada.
-Está en coma -Agregó mirándome serio.
-Solo queremos verlo -Pidió la sra. Canela con la voz ahogada.
El hombre de aspecto duro y frío agachó el rostro y suspiró.
-Que sean solo unos segundos. Síganme -Todos comenzaron a caminar, menos yo, quien me quedé estática en el pasillo. Lo quería solo para mí.
Todos entraron y Alonso se quedó atrás para esperarme.
- ¿No vienes? -Me miró con los ojos llorosos.
Solo negué con la cabeza.
-Luego voy yo -Susurré.
Y entró en la sala. Me quedé sola y esperé impaciente caminando con las piernas temblorosas de un lado a otro.
-Saldrá bien, saldrá bien -Escuché a lo lejos la voz del padre. Ya salían.
Todos salieron y se fueron sin importar mi presencia a la cafetería de la clínica. La mayoría se encontraban agotados, soñolientos, pero se quedarían todo el tiempo que fuese necesario.
Alonso se acercó con las manos escondidas en los bolsillos y besó mi frente para dejarme frente a la puerta de la habitación.

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