▤Capitulo 57▤

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CAPITULO FINAL

Tomé aire y empujé la puerta para entrar en un cálido cuarto... y ahí estaba él, estirado en la cama de sábanas blancas y limpias. Me acerqué con cuidado y las lágrimas hicieron su aparición en el momento en que lo vi conectado a un respirador artificial. Aún así, con vendas, parches por todo su rostro y los labios tajados... sus ojos cerrados hacían verlo calmado y tranquilo.
Acaricié uno de sus brazos desnudos y sonreí levemente entre tanto llanto... ¿Acaso era mi culpa? ¿Su desesperación al seguirme lo había llevado a esto? Y no había duda.
—Jos... —Sollocé agachándome y apoyando mi cabeza en su pecho. Ahí estaba su corazón, latiendo lentamente, pero dándome esperanzas y haciéndome saber que él aún seguía conmigo— No me dejes sola, por favor —Las lágrimas rodaban y rodaban por mis mejillas.
Era increíble como hasta podía sentir una de sus manosfrágiles acariciando mi cabello en un lento movimiento. Me separé con cuidado y mi corazón se petrificó al ver sus ojos débilmente abiertos... no había sido solo mi imaginación.
—Jos—Dije en un sollozo interminable, con una leve sonrisa sorpresiva y alegre dibujada en mi húmedo rostro.
Solo sonrió con debilidad y noté como sus ojos de a poco se iban inundando en lágrimas.
—___Tn__ ... —Musitó con los labios cansados, débiles y dolorosos.
—Shh, no, no hables —Sonreí y acaricié su tibio rostro— no hagas ni un tipo de esfuerzo, está bien ¿Si? ¿Tranquilo? —Sonreí conmocionada.
—No —Susurró— Tienes que escucharme —Sollozó.
Movió dificultosamente la mano y atrapó la mía apoyada en el suave acolchado.
—Mi cuerpo está débil y mi corazón casi ya no palpita —Susurró cerrando los ojos y una lágrima corrió por su mejilla.
—Pero es temporal, verás que luego de días... volverás a estar en pie, seguramente quejándote de la rutina —Carcajeé con la voz quebrada y disfrazando molestia, no era un buen momento para andar con los pensamientos negativos.
—Tengo que decirte algo —Y nuevamente los dos ojos iluminados en su rostro se acoplaron a los míos.
Sentí una puntada en el corazón y me preparé psicológicamente para escuchar fuese lo que fuese.
—Yo... yo si te amo ________ —Sollozó apretando mi mano derecha con las pocas fuerzas que recorrían su cuerpo.
Sentía que el aire me faltaba, que mi mundo se detenía y no había más música que un te amo de corazón, saliendo de sus cálidos labios. Volvía a derramar lágrimas.
—Te amo y no se como pude ocultarlo y negarlo tantas veces, me siento un completo inútil... y ahora...ya es tiempo de que lo sepas, de que siempre y para siempre te amaré. Estoy enamorado de ti, ________ —Me miraba con los ojos hundidos en lágrimas y más sinceros y profundos que nunca— Lamento haberte hecho sufrir amor, de verdad que no quería, sentía que no era indicado, pero es que ya no puedo resistir más... Te amo y ahora que lo se y lo confieso, no se como podré dejarte aquí —Sollozó elevando una mano para alcanzar mi mejilla y acariciarla con ternura— Pero... volveremos a vernos y estaremos juntos —Sonrió entristecido y las lágrimas no paraban de brotar y caer.
— ¿Dejarme aquí? —Sollocé con la voz desentendida, aunque en el fondo... sabía muy bien que era lo que estaba diciendo y no quería reconocerlo... y era de esperarse que nunca lo haría.
Solo sonrió con debilidad, pero aún así dulce y cariñoso. Con su temblorosa mano sujetando mi rostro... me fue acercando pacíficamente, sin apresuro, a su rostro.
—Te amo —Susurró sobre mis labios y mi cuerpo se estremeció enseguida. Las mariposas iban y volvían, los nervios no parecían querer desaparecer y con su mano sujeta a la mía, parecía volar al país de nunca jamás.
Sus labios volvían a capturar a los míos, con esa exquisita sensación de amor y me sentía orgullosa y enormemente feliz al poder afirmarlo sin temor alguno. Suave, exquisito, delicioso y placentero jugaba con mis labios, a pesar de ser uno de los momentos más dolorosos, era el más dulce y sincero, era el beso que sellaba nuestro amor.
Su mano que apretaba intensamente a la mía, sin dolor alguno, dejó de hacer presión y me alejé para verlo una vez más a los ojos, más él ya los había cerrado.
—Jos...—Susurré agitando suavemente uno de sus hombros.
La máquina que marcaba el pulso de su corazón dejaba de sonar entrecortado y un largo e insoportable pitido dio un brusco y doloroso golpe en mi corazón.
—Jos—Sollocé una vez más y lo agité inútilmente.
Era en vano... pero aún así no quería admitirlo.
— ¡Jos! —Exclamé desesperada— ¡No! ¡Por favor no! ¡No me dejes! ¡Jos! —Grité cayendo en su pecho— Por favor —Rogaba llorando sin sentido— Por favor Jos, no me dejes aquí... no —Abrasé su cuerpo inmóvil.
Cuando ya me sentía parte de él, entraron con apuro, médicos y enfermeras.
— ¡Despejen el aria! —Exclamó uno y una señorita me tomó de los brazos.
—Vamos, tiene que salir de aquí —Me dijo con la voz entristecida, quizás me entendía.
— ¡NO! ¡NO! —Grité ahogada en llanto mientras me sacaban a tirones de la habitación.
Entre gritos desesperados, vi como su cuerpo indefenso y tranquilo se desvanecía de mi vista, mientras era rodeado de doctores y comprendía... que ese sería el último recuerdo que tendría de su hermosa imagen.








¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!♥

Créditos: 

- Historia de Mima

- Adaptación de Gabriella Allen


Mi Mejor Amigo Entre ComillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora