𝐁𝐋𝐔𝐄 𝐋𝐎𝐂𝐊 | 𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬

BAROU SHOUEI

Barou Shouei se encontraba caminando por las calles de Tokio, su rostro serio y su mirada concentrada como siempre, pero esta vez, una pequeña chispa de emoción se escondía en lo más profundo de sus ojos. El reciente partido contra la selección sub-20 había sido brutalmente intenso. Había dejado todo en el campo, mostrando una vez más que él era el "Rey" indiscutible. Había anotado, defendido y liderado como nadie más, asegurando la victoria de Blue Lock y, por supuesto, su posición como uno de los mejores delanteros de Japón.

Pero a pesar de la victoria, su mente no estaba del todo enfocada en el fútbol en ese momento. Esa tarde, había algo más esperando por él, algo que lo tenía ligeramente inquieto y, aunque nunca lo admitiría, emocionado: una cita con su novia, TN.

TN era la única persona que conseguía ver más allá de su naturaleza competitiva y su fuerte carácter. Ella lo conocía, lo entendía, y aunque a veces chocaban, había algo entre ellos que no necesitaba explicarse con palabras. A Barou no le gustaba admitir que alguien pudiera ser tan importante para él como lo era ella, pero la realidad era clara: ella era su punto de calma en medio del caos.

Tch, murmuró Barou, ajustando la chaqueta que había elegido especialmente para la ocasión. No estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones fuera del campo de fútbol. En el estadio, él dominaba todo; en las citas, se sentía mucho menos seguro. Era un mundo en el que no podía controlar cada detalle con pura fuerza y determinación. Aún así, estaba decidido a hacer que la tarde fuera memorable, a su manera.

Llegó al lugar donde habían acordado encontrarse: una pequeña cafetería discreta, situada entre callejones que parecían apartados del bullicio de la ciudad. Al entrar, vio a TN sentada en una mesa junto a la ventana. Su cabello caía suavemente sobre sus hombros y su sonrisa era cálida cuando lo vio acercarse. Barou sintió una extraña mezcla de nerviosismo y emoción.

—Llego justo a tiempo, ¿no? —dijo, sentándose frente a ella con su típica actitud confiada, aunque notó que su corazón latía un poco más rápido de lo habitual.

—Sí, como siempre, puntual —respondió TN con una sonrisa traviesa—. Me alegra verte, Shouei.

Barou no era del tipo que se emocionaba fácilmente, pero escuchar su nombre de sus labios siempre tenía un efecto peculiar en él. Bajó la mirada un segundo, tratando de ocultar una pequeña sonrisa que amenazaba con aparecer. A pesar de todo, el "Rey" no podía permitirse perder la compostura, ni siquiera frente a ella.

—¿Cómo estás? —preguntó ella, con la misma suavidad que solía tener cuando estaban solos.

—Bien. El partido fue duro, pero ya sabes cómo soy. El Rey nunca se queda abajo. —Su tono era seguro, con ese toque de arrogancia que lo caracterizaba, pero TN solo rió suavemente.

—Claro, claro. El gran Rey Barou, invencible —bromeó ella, arqueando una ceja con picardía.

A Barou no le molestaba cuando ella lo provocaba, en realidad, era una de las pocas personas a las que permitía hacerlo. Sabía que detrás de esas palabras juguetonas, ella realmente admiraba su dedicación y lo apoyaba incondicionalmente.

—¿Y cómo estás tú? —preguntó Barou, desviando un poco la atención de sí mismo.

—Bien, emocionada por verte. Me preguntaba si después de todo ese esfuerzo en el partido te apetecería estar conmigo hoy. Sabes que no me gusta presionarte.

Barou la miró directamente, serio.

—No me presionas, TN. Si estoy aquí, es porque quiero estar aquí —respondió con franqueza.

Las palabras de Barou, aunque directas, siempre llevaban ese toque de sinceridad que TN apreciaba. Sabía que él no era alguien que se anduviera con rodeos o fingiera interés. Si estaba ahí, era porque genuinamente lo deseaba.