El transcurso del día anterior fue rápido y doloroso, despedirme de todos y de todo lo que recuerdo, aquellos que siempre estuvieron a mi lado, los ríos y arroyos del camino a casa que no pude ver por última vez antes de marcharme, todo pasó tan atropelladamente que llegaría a pensar que caería rendida apenas pusiera la cabeza en la almohada, sin embargo fue todo lo contrario.
La noche fue lenta, llena de recuerdos, de pensamiento sobre como sería todo a partir de ahora, oraciones a la Diosa por que todo me fuese bien en el camino y para resguardar a aquellos que se quedaban atrás. Cada vez que cerraba los ojos rememoraba la pelea con los soldados de Ardiente, que pude haber hecho mejor, que pudo haber cambiado el curso de los acontecimientos. Recordar la mirada sádica cuando se disponían a aniquilar a inocentes sin pestañear.
Apenas pude descansar unas horas y para cuando Caín golpeó suavemente la puerta de los aposentos ya estaba vestida con una túnica de mangas abullonadas color hueso debajo del chaleco de cuero, pantalones y botas altas lista para partir. Me crucé la correa del bolso a través del pecho mientras dejaba atrás la habitación mirando la espalda de Caín.
–La escolta es pequeña, necesitamos toda la discreción posible. Cuatro de mis hombres, tú y yo. La primera parte del camino la haremos a caballo pero tendrás que llegar por tus propios pies hasta la taberna –dijo Caín al tiempo que saludaba con un asentimiento a los guardias apostados en las puertas que daban a la parte trasera del Palacio. –Los demás ya se encuentran en los establos.
Seguí el ritmo de sus pasos por el camino de graba hasta la amplia construcción de aspecto sencillo desde la cual se escuchaba el relinchar de los caballos.
Cuándo estuvimos lo suficientemente cerca comencé a identificar voces en el interior, aunque incapaz de discernir de que hablaban pude percibir risas por lo que supuse que estaban bromeando. De alguna manera esto me sentó mal, estaba a punto de arriesgar mi vida, en las últimas dos horas las náuseas de los nervios habían hecho aparición y el poco desayuno que me obligué a tragar estaba a punto de reaparecer mientras los hombres que debían de acompañarme bromeaban entre si y pasaban un buen rato.
No se qué tan tensa lucía pero cuando Caín miró en mi dirección por primera vez desde que habíamos salido de la habitación se detuvo para llamar mi atención a unos cuantos metros de la entrada donde aún no éramos visibles para las personas en el interior de los establos.
–No has dicho ni una sola palabra –señaló mirándome, analizando, adiviné, mi postura y mi gesto.– No hay mucho que decir a estas alturas, este es un punto de no retorno, pero debes relajarte y debes confiar en mí y en tus habilidades, has aprendido mucho y eres más fuerte cada día que pasa.
Me tomó de los hombros y los apretó con una sacudida, no me relajó pero fue reconfortante de alguna manera. Podía sentir mi columna vertebral a punto de quebrarse de la rigidez de mi postura y el sudor frío acumularse en las palmas de mis manos.
–Siara, si sintiera que no eres capaz de esto no te llevaría con nosotros. Ya hemos perdido a muchos en esta guerra que apenas acaba de comenzar y no sería capaz de lanzarte a la boca del lobo de considerarte incompetente para la tarea –cambió el agarre de sus manos y me sujetó firmemente por la mandíbula. –Lo que hiciste en ese refugio hace un mes fue increíble y valiente, lo que hiciste durante el primer ataque en el que te viste involucrada fue incluso más sorprendente. Lo mejor de ti es tu instinto, tú valor y el atrevimiento que tienes y eso nos hace falta, le hace falta a Mystir.
Tenía los ojos tan cargados de lágrimas que apenas podía ver a través de ellas sin derramarlas. Las palabras de Caín fueron reconfortantes pero el sentimiento por el cual mi corazón estaba punto de salirse del pecho no se aliviaba. No había hablado con nadie acerca de como me sentía al respecto. Todos parecían cumplir con sus papeles sin quejarse, sin dudar. Sin embargo aquí estaba yo, apunto de echar a correr y esconderme de todo.
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El Legado Perdido
FantasyEl estallido de la guerra en Mystir es un evento que marca un antes y un después para Siara Farrah. Repentinamente su casa, su familia y todo lo que conoce se ve amenazado por las atrocidades del Reino de Ardiente. Abandona su sueño y entrena infi...