Capítulo 30

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Me gustaría comenzar este capítulo disculpándome con mis lectoras por la gran ausencia. Como resultado mi última entrega no fue la mejor ya que tomé y dejé la escritura en varias ocasiones en medio de un bloqueo enorme. Espero reivindicarme en el futuro próximo.

A todas, gracias por su paciencia y apoyo. ¡Disfruten de la lectura!

***

–Aquí tienes –dijo Alisha dejando una mota grande de algodón en mis manos –. De todas formas deberías ir a la aldea a comprar algunos paños. Tal vez Frank te podría acompañar.

Mi período siempre había sido igual de irregular, podía pasarme varios meses sin saber de él y luego de un momento a otro correr con la mala suerte de tener un mancha roja en toda la falda. Solía alegrarme ya que no tenía que aguantar dolores cada mes como lo hacía Ria, pero cuando se acercaba alguna presentación importante tendía a maldecir y rezar mucho por que no fuese en esos días que viniese de visita el indeseable.

Según mis cálculos hacía aproximadamente cuatro cinco meses desde que había menstruado por última vez, así que como una tonta había olvidado estar prevenida para este tipo de incidentes y ahora tocaba visitar la aldea para hacer las compras pertinentes.

Luego de lavar las mantas y la bata de dormir me arreglé para desayunar con las chicas antes de partir. Ya había hablado con la Señora Marjorie al respecto y no había problema en que Frank me llevase en el carruaje mas tendría que regresar por mis propias piernas ya que se requería del medio de transporte para otros menesteres en la tarde.

–¡Sara! –gritó Antonella desde el otro lado de la mesa acallando la plática animada de las chicas para fijar su atención en ella–. ¿Nos vas a contar que pasó ayer con el Capitán Chataan por tu cuenta o tenemos que preguntar?

¿No era eso lo que acababa de hacer?

–Eres muy cotilla –la regañó Mia tomando un bollo de la cesta pero me miró espectante mientras  masticaba un pellizco.

–¡Vamos! ¡Tú querías saber! –exclamó hacia la rubia y luego miró al resto de la mesa–. Todas se mueren por saber. ¡Desembucha!

–No se de qué me hablan, fue una noche como cualquier otra –respondí haciéndome la desentendida y tomando un poco de zumo para ocupar mi boca al recordar el beso de la noche anterior.

–¡Oh, no seas así! Todas te vimos correr escaleras arriba antes de que se terminara tu hora y luego el Capitán salió de la habitación como un vendaval sofocado y molesto –contó Mónica mientras se inclinaba un poco sobre la mesa, haciendo que sus grandes pechos se apoyasen sobre la superficie a causa de su escasa estatura.

Me acomodé en asiento sintiendo el escrutinio de las miradas de las chicas sobre mi. Con las mejillas sonrojadas recorrí la habitación con los ojos, Leonora, escondida detrás del papel de las noticias, parecía estar prestando atención a la conversación e incluso Cecilia había dejado de lavar unas verduras para que el ruido del agua sobre el fregadero no se interpusiera entre el cotilleo y sus atentos oídos.

–No hay mucho que decir yo... Mmmh –comencé a acariciarme el pelo de manera distraída –. Tuvimos unas diferencias y pues decidí que... Mmmh... ¿No le brindaría más servicios?

Miré a las chicas con una mueca que decía "Lo siento" a la vez que "He metido la pata" entre tanto veía como sus semblantes pasaban de la curiosidad a la estupefacción, pasando por la confusión.

El silencio era tal que me sobresalté cuando Cecilia dejó caer de forma brusca un tomate en el fregadero para voltearse y mirarme como si me hubiese vuelto loca.

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⏰ Última actualización: Nov 14 ⏰

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