No tenía idea de como se suponía que me enterase de nada en medio de toda la vorágine en el salón. Los hombres habían llegado apenas pasaron las diez de la noche y todo había tomado vida. Las chicas salieron vistiendo vestidos reveladores o cuando menos sensuales, mientras que otras dos mucho menos cubiertas daban un espectáculo en el escenario al que apenas le pude prestar atención ya que los pedidos no habían parado de llover. Limpié por enésima vez la cerveza derramada junto a una de las mesas mientras escuchaba murmullos inteligibles a través de la música. Me moví a toda velocidad y cuando llegué a la barra solté pesadamente la bandeja que prácticamente se había convertido en una extensión de mi para recostar mi cabeza sobre mis antebrazos encima de la barra.
La risa de Frank llegó unos segundos después. Levanté la vista para verlo bajar la bandeja de la barra hacia la encimera inferior y limpiar la madera junto a mi cabeza.
–La primera noche siempre es un poco agobiante pero te acostumbras –dijo con una sonrisa amable.
–¿Eso crees? –pregunté enderezándome para apoyarme sobre mis codos de espalda a la barra y repasando la habitación con la mirada. –Todo me está sobrepasando un poco.
No era mentira, había mucho que procesar. Mi vida como señorita, bailarina y pobre además, me había mantenido alejada de cualquier ambiente festivo más allá de las ferias en la plaza o las fiestas privadas para las que me contrataron un par de veces y en las que solo había realizado mi presentación antes de cobrar y marcharme. En cambio esto, la música alta, el coqueteo, la charla, el alcohol, el constante tránsito de personas, las carcajadas altas y el hecho de que Bruce había tenido que despedir a un hombre de la aldea cercana que se había emborrachado en la barra y había intentado hacerse con la mercancía sin pagar, esa sería Talia, una de las chicas que hace unos minutos había entrado a una de las habitaciones al otro lado del salón con un oficial, me tenían como pez fuera del agua.
–En unos días te acostumbrarás, aún no conoces a las chicas, ya verás como todo es diferente cuando te familiarices con la dinámica de la noche. Por ejemplo, mira a Marissa –comentó apoyando los antebrazos en la barra a mi lado y señalando a la pelirroja. –Es un pastelito dulce durante el día, pero cuando llega la noche se convierte en una diosa de la sensualidad, seria y misteriosa.
Observé a la pelirroja que llevaba el abundante cabello controlado en un moño bajo trenzado, el escote de su vestido resaltaba su busto aún más y tenía un corte en la falda por donde era posible ver el perfil de una pierna pálida cubierta con media y liguero negro de encaje hasta finalizar en un tacón de punta rojo como las brasas a juego con el vestido y sus labios. Se movía contoneándo las caderas por la habitación invitando y retando a la vez a que alguien se acercase a ella. Parecía otra persona totalmente diferente a la chica que había conocido en la tarde.
–A Mia y a Antonella les gusta hacer las cosas juntas, si sabes a lo que me refiero –le di una ojeada al percibir su tono pícaro pero divertido y luego seguí su mirada hacia el diván más cercano a la barra.
Dos chicas con vestidos verdes con corset prácticamente idéntico estaban sentadas a cada lado de un oficial de unos cuarenta y tantos años. Mientras una le tocaba la pierna alta y dejaba besos en el cuello, la otra arañaba el pecho descubierto del señor con una mano y con la otra agarraba el cabello de su nuca mientras lo besaba profundamente en los labios. La imagen me hizo tragar en seco y cambiar la vista hacia otro lugar.
–Marjorie siempre se mantiene en el apartado –continuó Frank. –Desde allí controla todo lo que pasa en la habitación y las finanzas. Rara vez interviene pero nada se mueve aquí dentro sin que ella lo sepa.
El apartado era una especie de diván redondo cubierto por un dosel. En el diván yacía Marjorie cómodamente con una copa de vino que le había llevado hacia apenas unos minutos.
ESTÁS LEYENDO
El Legado Perdido
FantasyEl estallido de la guerra en Mystir es un evento que marca un antes y un después para Siara Farrah. Repentinamente su casa, su familia y todo lo que conoce se ve amenazado por las atrocidades del Reino de Ardiente. Abandona su sueño y entrena infi...