Con las quemaduras de las piernas finalmente curadas me metí a la bañera junto a Alisha por primera vez. Era un tipo de intimidad al que no estaba acostumbrada pero las sales cubrían nuestros cuerpos y ya nos habíamos visto desnudas antes así que mi pudor iba en depresión a cada día que pasaba en esta casona. Cuándo no estaban envueltas en trajes sensuales y provocativos, las chicas se pasaban el resto de la madrugada y parte del día en picardías o albornoces, el único hombre de la residencia era el señor Frank y no parecía en absoluto afectado por la presencia de ninguna de las chicas semi desnudas que caminaban por la casa. Solo las que tenían alguna tarea pendiente usaban vestidos o ropa cubierta durante el día.
Alisha sacó una pierna del agua y la colocó en el borde de la bañera para comenzar a tallar su pierna con una esponja.
–Tienes que ver las caras que pone Leonora cuando el Capitán Torres entra en la habitación contigo –dijo riendo aunque tenía los ojos cerrados.
No habíamos dormido demasiado, era día de reabastecimiento y todas nos lo habíamos pasado recogiendo mercancía, reponiendo cremas, fragancias, comprando velas, lavando vestuario y haciendo limpieza profunda en el salón. Terminamos agotadas y la señora Marjorie dijo que esa noche no abriría la taberna por lo que cada quien había terminado sus tareas para irse a descansar.
–No entiendo por qué es tan importante –dije con un suspiro cansado recostando la cabeza al borde de la bañera.
Las extremidades me pesaban demasiado incluso para lavarme.
La verdad es que poco tiempo tenía para dedicarle al drama que Leonora había hecho alrededor de que el Capitán había pasado aquella primera noche y la noche de ayer conmigo en la habitación de masajes. Estaba hecha una furia y trataba a todos como parias pero aún así podías ver la satisfacción en la cara de las demás chicas porque sabían que aquella actitud más hostil de lo normal se debía a la rabia que le daba ver a uno de sus clientes irse con otra. Sinceramente comprendía la antipatía de las chicas con ella, era una verdadera perra, pero mis cabilaciones iban dirigidas a esas ocho interacciones que había tenido en los últimos tres días y de las cuales no había logrado sacar nada.
Finalmente continué con las presentaciones y Antonella y yo nos turnábamos para hacer de meseras, cuando yo tenía algún cliente ella me cubría y luego retomábamos nuestros lugares. En las dos últimas noches había dado tres masajes de media hora cada uno, algunos clientes repetían la experiencia y otros eran nuevos. A excepción de algunos aldeanos, la mayoría de nuestra clientela estaba compuesta por oficiales y soldados y aún así nadie habría el pico. Me estaba comenzando a frustrar e imaginaba que Caín estaría como mínimo, ansioso de recibir alguna noticia.
–Aunque nos guste molestarla, si es importante –comentó Alisha devolviéndome al tema. –El Capitán Torres es uno de sus clientes estrella, pagan bien por sus servicios y si es con ella, como contigo, tampoco es un cliente quisquilloso por lo que imagino lo tiene en estima.
Las chicas me habían estado contando sobre sus experiencias con los hombres. Hablaban de fetiches y exigencias que iban desde lo bizarro hasta lo ridículo. Supuse que el hecho de que un cliente no fuese quisquilloso era un aspecto a valorar.
–Un cliente regular es bueno –continuó. –Es trabajo asegurado y es lo que casi todas de nosotras perseguimos, también es la clave del éxito de Leonora. Tiene clientes regulares que siempre vienen para encontrarse con ella y algunos nuevos, por lo que nunca le falta trabajo. Perder un cliente regular es molesto y por eso muchas de nosotras la odiamos, ella coquetea con los clientes de las demás para robarlos.
–Pero al final es cuestión de preferencias ¿no? –inquirí –Si el cliente prefiere a la otra, no tendría por qué hice con Leonora.
–No es tan sencillo, Sara –rodó los ojos. –Es verdad que es cuestión de lo que el cliente prefiera y por eso cuando no depende de la chica no hay problema, no podemos negarnos a trabajar. Es por eso que no te comparamos con ella aunque el Capitán Torres se haya ido contigo. Pero cuando es ella quien los busca sabiendo que es cliente regular de otra chica es de mucha bajeza.
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El Legado Perdido
FantasiaEl estallido de la guerra en Mystir es un evento que marca un antes y un después para Siara Farrah. Repentinamente su casa, su familia y todo lo que conoce se ve amenazado por las atrocidades del Reino de Ardiente. Abandona su sueño y entrena infi...