Capítulo 11

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Manejar dos elementos no era imposible en absoluto, ni tampoco algo tan raro, de hecho había varias personas que podían manejar tan bien sus dos elementos que incluso llegaban a combinarlos, por lo general un elemento se desarrollaba más que el otro pero cuando los dos linajes eran lo suficientemente puros la descendencia podía llegar a ser bastante brillante con ambas habilidades.

Lo sorprendente era que mi segunda habilidad se manifestara tan tarde, parecía un milagro que pudiese incluso utilizarla, se decía que si un mestizo heredaba parte de una segunda habilidad y la dejaba en desuso podía incluso llegar perderla.

Las interrogantes se agrupaban en mi cabeza a medida que rehacía el camino hasta la residencia Waterwall y me pasé todo el tiempo soplando hojas secas del camino con los dedos, curiosa por como se sentía la energía de otro elemento. El elemento Flora se sentía como una pulsación tranquila, un latido de vida justo antes de hacer crecer una nueva planta, nunca se aceleraba como el corazón de un animal o una persona, solo estaba allí tranquilo y firme, en cambio el aire era como el humo, liviano, como si la propia energía se convirtiese en aire a mi voluntad.

Entré por el lateral de la Residencia directamente al huerto de la cocina, solamente para comprobar que seguía conservando mi habilidad principal hice crecer todo un cantero de hierbas aromáticas, era un truco sencillo y rápido.

Saludé al cocinero que me agradeció por la ayuda como siempre con unos deliciosos bollos dulces y me puse manos a la obra con las patatas de la cena. Finalmente unas cuatro horas más tarde terminamos de dar de comer a la familia de Siara, los refugiados, el personal y por último cenamos los encargados de la cocina. Mayoritariamente eran los raza neutra quienes servían en los domicilios o quienes tenían empleo como mercaderes y fabricantes de baratijas. Pero quienes hacían trabajos de limpieza, fontanería, agricultura, prevención de incendios, oficiales del orden y alguno otro donde una habilidad era más ventajosa, solían ocuparlo elementales de clase baja. Por lo que después de comer, los pocos elementales que trabajaban en las cocinas hicieron limpieza y esta vez me quedé para terminar de recoger.

Los elementales comenzaron a mover el agua clara en todas las direcciones recogiendo sobras de comida y suciedad mientras el resto recogíamos lo que quedaba en el camino.

Esta misma efectividad era la que había puesto en una situación desventajosa a los raza neutra en el mercado laboral, eran menos efectivos y demoraban más en las tareas así que por lo general un elemental aunque no fuese especialmente habilidoso casi siempre se encontraba por encima del más talentoso y diligente de los raza neutra.

Hacía un par de días que no veía a mamá y a Hardin, entre los entrenamientos y las meditaciones así que en lugar de ir directamente a la habitación de Ria para encontrarme con mi mejor amiga caminé directamente hacia el refugio. Hardin ya estaba durmiendo cuando llegué, le di un beso en la coronilla antes de acercarme y le acomodé la cobija de acercarme a mamá.

–Hola, mamá –le di un beso en la mejilla y me senté a su lado.

–Finalmente recuerdas a tu señora madre –dijo sonriendo y dándome un beso en la sien. –¿Cómo van esos entrenamientos?

Sabía cuánto le estaba costando asimilar la situación de los entrenamientos y que de igual manera me vería envuelta en la guerra, sabía que le estaba costando seguir adelante con todo. Nuestra casa estaba hecha escombros, mientras yo nos protegía dentro de la cúpula ellos se divirtieron acabando con todas las humildes viviendas de la callejuela, no había quedado prácticamente nada de nuestras pertenencias, de lo que había construido con duro trabajo. Por eso trataba de no agobiarla contándole las vicisitudes de mis entrenamientos, no había nada que ella pudiera hacer al respecto y no valía la pena abandonarla en poco más de un mes con el sentimiento de que me oba prácticamente desprotegida.

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