21. Deja vu

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Abro los ojos. Me duelen. Siento que me han metido a una demoledora y luego vuelto a pegar todos mis miembros. Vuelvo a cerrarlos y trato de parpadear un poco. Mi boca está seca y mis labios arden.

Se que no estoy acostada. Siento como si estuviera colgando de un precipicio. Un precipicio.

UN PRECIPICIO

Abro los ojos de otra vez y... no estoy en un precipicio. Pero si estoy colgando. De las manos. Las puntas de mis pies tocan el piso, liso y frio. Miro a mi alrededor y aunque todo está borroso logro distinguir que las paredes son azules. Trato de respirar hondo y termino gimiendo de dolor. Mis costillas duelen.

Miro abajo y lo que veo me hace llorar. Una gran mancha roja alrededor de mi entrepierna. Los sollozos vienen a mi y trato de mantenerlos lo más silenciosos posible. Recuerdo a Enzo y como estaba inconsciente el el césped. Siento que quiero llorar aún más.

— Estás despierta. — trato de mirar de dónde viene la voz pero no veo a nadie. — Aquí estoy. — Se ríe. Una risa aterradora.

— ¿¡Que quieres!? — Le grito a la nada. Seguramente está en alguna otra habitación hablando mediante micrófonos.

— ¿Que quiero? — Grito del susto cuando siento la voz en mi oído. Y también el calor de su cuerpo. — Quiero lo que debió haber pasado hace mucho tiempo.

— Por favor. — Lloro. — Déjame ir. No le diré a nadie.

— Ya, claro. — Chillo cuando siento algo afilado cortarme la piel debajo del ombligo. A estas alturas podría ser hombre o mujer. Es una voz manipulada.

Siento un golpe en la parte de atrás de mi cabeza y quedó inconsciente otra vez.

...

LUCAS

— Cálmate. Así no vas a resolver nada. — Enzo está incontrolable y lo abrazo tratando de calmarlo. — Ya la están buscando. Ya tomaron tu declaración. Y harán todo por encontrarla.

— Hombre yo no sé que hago si le pasa algo. — Siento como humedece mi camisa. Esta llorando. 

Sophie también está llorando. Esta acostada en el sofá de la habitación. Ninguno de nosotros pego ojo anoche.

Después de recibir el mensaje de Ava diciendo que iba a casa y ver qué no llegaban me preocupe y fui en mi auto hasta casa de Enzo. Su auto no estaba y luego lo encontré tirado con una herida en la cabeza.

Llame a la ambulancia y le avisé a Sophie a dónde iba. La herida de Enzo se llevó unos 5 puntos de sutura. Y puede que le quede cicatriz aunque con el pelo se puede disimular.

— Cariño. Ve a casa a dormir un poco. Te vas a enfermar. — Le digo a Sophie pero ella niega con la cabeza.

— Aunque quisiera no podría. — toma un pañuelo y se sopla los mocos. — Dios mío que la encuentren por favor.

Nunca había visto a Sophie tan desarreglada. Tiene el pelo enredado y el maquillaje corrido. Además de que está en pijama y se puso pantuflas diferentes en cada pie.

— Lucas. Vayan los dos a casa. Estaré bien. Si necesito algo puedo llamar a un amigo o algo. Tu también debes estar muy mal. — Enzo me mira y yo suspiro.

— Está bien. Vendremos luego muchacho. — Sophie se despide de el con un abrazo y nos vamos.

...

— ¿No han sabido nada de mi niña? — Pregunta Gloria cuando entramos a la casa. Y no sé si es porque la considero otra madre para mí o que ya alcance mi límite. Pero me echo a llorar como un niño pequeño.

— Mi hermana... Mi hermanita linda. — Sophie me abraza con fuerza mientras me sacudo con los sollozos.

— Ay mi niño. — Gloria también me abraza y besa mi frente. — Te voy a hacer un te de tilo. Tienes que calmarte un poquito. — Llévelo al cuarto doña Sophie. Yo iré enseguida.

Sophie de alguna manera se las ingenia para convencerme de que un baño me haría bien y que debería descansar. Subo las escaleras lentamente y me tiro en la cama. Sophie me quita los zapatos y se sienta poniendo mi cabeza sobre sus muslos.

— Mi amor. La van a encontrar ¿Si? — me besa la frente. — No podemos hacer nada ahora.

— Quédate. — Tomo su mano cuando se levanta.

— Solo voy a preparar tu baño. No iré a ningún lado. — Me besa la mano y entra al baño. Oigo como abre el grifo y prepara algunas cosas más. — Listo. Ven. Esto te va a hacer bien. — Me ayuda a quitarme la camisa y el pantalón
Me quito el boxer y me meto a la bañera.

Ella comienza a lavar mi pelo con shampoo mientras tararea una canción. Yo cierro los ojos y junto a sus caricias me siento un poco mejor.

Después de tomarme el te que me dio Gloria y darme ese baño me duermo.

...

— Estoy preocupada por el. Está muy mal. Se puede enfermar. — Esa es la voz de Sophie.

— Mi Lucas siempre ha sido como el otro padre de mi niña. Inseparables desde pequeños y cuando sus padres murieron se volvieron más unidos todavía.

— También me preocupa el estado de Ava. Esta embarazada y si quién o quienes la tienen están maltratandola puede tener un aborto espontáneo.

— Ojalá no les pase nada ni a ella ni al bebé.

— Enzo está destrozado. Dice que habían tenido una pelea cuando iban a venir. Ahora piensa que es su culpa.

— Es que ese muchacho ha perdido mucha gente en su vida. No creo que le sea fácil perder también a Ava y a su retoñito. — Oigo que Gloria suspira.

Bajo las escaleras y cuando me ven ya tengo a Sophie como una mamá osa sobre mi preguntando si pude descansar.

— Dormí un poco. Pero estoy muy preocupado. — Suspiro y me siento. — Si hubiera algo que pudiera hacer.

— Todos estamos así cariño. — Sophie me besa la cabeza.

...

AVA

Cuando me despierto nuevamente estoy en el suelo. Pero se siente diferente. Todo está oscuro y escucho un perro ladrar a lo lejos. Gimo un poco cuando me siento.

Debo de estar en algun establo porque lo que está debajo de mi es paja. Miro mis pies. Estoy descalza. Siento frío y me duele todo el cuerpo. Siento el pelo pegajoso y tengo sangre seca debajo de mis uñas. Me duele todo el abdomen y la parte baja de mi espalda.

Ayuda...

Oigo la puerta abrirse y volteo. Lloro cuando veo quien es.

— Tu... — Se para delante de mi mirándome desde arriba como si fuera una cucaracha a la que tiene que aplastar.

— Yo. — Sonríe.

— ¿Por qué? Yo nunca le dije nada a la policía. Nunca te denuncie.

— Oh. No fui yo quien hizo esto. Yo solo ayudo. Me hubiera gustado más que fuera tu hermano. Después de todo el me dejó con unas cuantas costillas rotas.

— Entonces ¿Quien es? — Le pregunto.

— Por eso no te preocupes. Princesa. Lo sabrás pronto.

El pánico se apodera de mi cuando se acerca y me huele. No. Que no me toque.

Que no se acerque otra vez.

— No me toques. ¡No me toques! — Grito cuando me sujeta por los hombros. Me da una bofetada haciendo que me golpee la cabeza con el suelo. Oigo como se desata el cinturón. No puedo hacer nada más que llorar.

No

No

No...

























Wenas.... Un minuto de silencio por Ava y por sus corazones adoloridos. Lo único que les puedo asegurar es que, pase lo que pase, esto tiene final feliz.


Bai <3

La teoría del hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora