4. Corderito castigado. ( 1 )

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- Pueden comenzar a responder las preguntas en su examen. Ya saben las reglas. Sin hablar. Sin voltear. Y sin abrir los libros de texto. El tiempo corre desde.... Ahora. - Dice una de nuestras profesoras. Al ser alumna de mi hermano no permitieron que el cuidara el examen. Así que asignaron a otra profesora.

Todos volteamos nuestras hojas y comenzamos a leer en silencio. Algunos ya están respondiendo preguntas y otros siguen leyendo el examen como si las respuestas fueran a aparecer mágicamente.

Respiro hondo y comienzo a escribir mi nombre y toda la información que piden en la hoja. Respondo todas las preguntas y cuando llego a la tres siento que el destino se ríe de mi.

¿Cual de las siguientes alternativas se considera como manejo inicial de las fracturas abiertas o expuestas? Si. Definitivamente alguien allá arriba del universo estaba jugandome una mala broma. Fracturas y más fracturas.

Termina el tiempo del examen y uno por uno vamos dejando nuestra hoja sobre el escritorio y salimos del salón. Ya es la hora del almuerzo. La cual utilizan para compartirse las respuestas y ver quién estaba bien y quién no.

Me siento en una de las mesas y saco mi almuerzo. Saludo a Emily quien está de servicio en la cocina hoy. Ya le he dicho que no tiene paciencia para esas cosas. Ahora está mirando con cara de asesina a un chico con lentes. Cuando me estoy llevando la cuchara a la boca alguien se sienta frente a mi. Levanto la mirada y pongo los ojos en blanco.

- ¿No se supone que hoy no venías? - Enzo me estaba mirando, con su brazo enyesado en el pecho y una mano sobre la mesa.

- ¿Ahora quien está tratando mal a quien? - Pongo los ojos en blanco, otra vez y se ríe. - Eres muy sensible ¿sabes?

- Y tu muy idiota. - Empiezo a comer. Para colmo me atraganto y comienzo a toser. Lo cuál provoca que toda la cara se me ponga roja.

Enzo se levanta y me toma por la cintura con su brazo bueno. Okey ya demuestra que es fuerte. Prácticamente me carga mientras trata de que saque de mi garganta lo q me esta ahogando. Cuando por fin puedo respirar lo empujo un poco para que me suelte. Sinceramente, Enzo me cae mal. Está guapo, pero me cae mal. Siempre he pensado que una primera impresión lo vale todo. Y mi primera impresión que tuve de el es que era muy egoista y creído.

- De nada. - Dice con sarcasmo. - Ahora que ya estamos a mano. Porque te ayude a no morir ahogada, - Recalca. - ¿Podrías dejar de verme como si está vez quisieras atropellarme de verdad? - Lo miro con mala cara.

- Oh. Es que ahora quiero atropellarte de verdad. - Digo seria. Y el me mira de una manera que me hace sentir pequeñita.

- Así que... Ava. - Dice saboreando mi nombre en sus labios. Que también parecen saboreables. No no. Así no. - ¿Siempre estás así despeinada? Pareces una bruja. - Dice tomando un mechon de mi pelo el cual solo está sujeto por una pinza dejando que algunos mechones caigan a los lados de mi rostro.

- Se llama Pelo ondulado. Y así me gusta. ¿Vas a decirme que quieres o solo vienes a molestar?

- ¡Enzo Abbey! - Enzo me suelta el pelo ante el grito de mi hermano. El cual se encuentra en la entrada del comedor. Viéndonos. Camina hasta nosotros y me mira.

- ¿Te está molestando? - Me apresuro a negar con la cabeza. Cuando Lucas se enoja da miedo.

- No. Solo vino a disculparse por lo de ayer.

- Oiga profesor. No vine a molestar a nadie. Solo que ayer me pase un poco de la raya y vine a ofrecer disculpas. Es todo. - Lucas parece un papá oso cuando de mi se trata. Aunque no me tenga compasión en la escuela.

La teoría del hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora