5. Corderito castigado. ( 2 )

29 5 5
                                    

Es sábado, lo que significa que puedo dormir hasta tarde. O eso quiero yo al menos.

— ¡Despierta Ava!

Abro los ojos de golpe ante tanto escándalo. Es Sophie.

— Sophie, te quiero, pero es muy temprano. Déjame otro rato. Además es sábado, déjame dormir. — Me tapo la cabeza con la sábana cuando abre las cortinas de una de las ventanas y todo el sol me da en la cara.

— Déjate de tonterías. — Dice mientras abre mi clóset y empieza a inspeccionar la ropa que hay en el. — Date una ducha maquillate, peinate y ponte esto. — Dice poniendo algo sobre la cama a lo cuál no le presto atención porque estoy ocupada quitándome las lagañas. — Todos te esperamos en el patio. Hoy haremos tu fiesta tardia de cumpleaños.

Me levanto y me dirijo al baño rascándome una nalga pero me paro a medio camino. ¿Todos?

— ¿Todos? ¿Quien es todos?

— Pues unos amigos de tu hermano, algunos compañeros de tu clase. Unas amigas mías, Emily y un chico con un brazo enyesado que vino con ella. Será su enamorado o algo. Pero lo dudo. Ya estuviera en algún rincón arrancándole la ropa. Creo que está más ocupada mirando a Lucas que socializando. — Se ríe.

— Sophie sabes que ella nunca intentaría nada con Lucas ¿No? Además, yo no la dejaría. — Le digo seria.

— Lo se tonta. Eso no me preocupa. Tengo a tu hermano muy bien cuidado como para que necesite a alguien más. Y ya estoy acostumbrada a que todas suspiran por el. — Me guiña un ojo.

— Oh por favor cállate. Espera. ¿Chico con un brazo enyesado? — Le pregunto y ella asiente. Corro como loca y me asomo por una de las ventanas. Enzo está hablando con algunos de los de mi clase, la única que me ve es Emily que está mirando hacia arriba y me sonríe.

Corro al baño y me miro en el espejo. ¡Santo Dios! Parezco un mapache rabioso. Anoche no me lave la cara y ahora tengo todo el rimel debajo de los ojos. Además de una marca de baba en una de las comisuras de mi boca.

No puedo dejar que Enzo me vea así.

— ¿Quién es Enzo? — Pregunta Sophie en la puerta del baño.

— Dime qué no dije eso en voz alta. — Digo sin mirarla.

— No. — Se ríe. — Lo susurraste. Apúrate, no querrás que Enzo espere mucho. — Sale corriendo cuando le tiro la esponja de baño. La cual tengo que salir a recoger para poder bañarme.

...

Una vez que estoy satisfecha con mi reflejo tomo el vestido que dejó Sophie para mí en la cama. Esta mujer quiere que yo baje desnuda. Es un vestido plateado de tirantes con la espalda muy descubierta, no podre usar sujetador y no me llega a cubrir ni la mitad del muslo. Además de un buen escote que deja mis preciosas tetas algo expuestas. Suspiro y me pongo el vestido. La verdad es que me queda bien. Le sonrio a mi reflejo y bajo las escaleras, salgo al patio donde todos cuando me ven tiran confeti y Lucas me pone un gorro de cumpleaños.

— Felicidades atrasadas. — Me besa la cabeza y yo sonrio.

Emily viene corriendo hacia mi y me toma del brazo para llevarme con ella, al infierno seguramente.

— Felicidades Ava. — Me dice uno de mis compañeros de clase, el cual Lucas dice que está derretido por mi. Me da un ramo de flores enorme, el cual acepto y le doy las gracias. Le sonrio y se sonroja. Tal vez Lucas tiene razón.

Sigo saludando gente y mientras no estamos saludando a nadie le pregunto a Emily por qué rayos trajo a Enzo.

— Es de mala educación no invitar a un amigo a tu cumpleaños. — Fue su justificación.

— ¿Y desde cuándo es mi amigo, o tuyo? — Me cruzo de brazos. Lo hizo a propósito.

— ¿Acaso estás celosa? — Se ríe.

— ¿Yo? — Casi grito. — Estás loca. ¿Celosa de que voy a estar yo? Solo se que lo hiciste a propósito. — Cruzo los brazos.

— Atrapada. — Se ríe y mira detrás de mi, su sonrisa se amplia y me mira.

— ¿Está detrás de mi verdad? — Ella asiente euforicamente y yo me volteo. Enzo me está mirando de arriba abajo y de repente siento como si estuviera completamente desnuda pero solo el pudiera verlo. Me aclaro la garganta y lo saludo. Sus ojos parecen más negros de lo normal.

— Hola Enzo. ¿Cómo sigue tu brazo? — Mentalmente me abofeteo porque, ¿Cómo rayos iba a estar después de tres días?

El muy hijo del demonio tiene la osadía de reírse ante mi estupidez. Se acerca y me da un beso en la mejilla. Pero no un beso de esos de pegar los cachetes. Cómo hace la gente hipócrita o los desconocidos. Un beso en el que sus labios tocan mi mejilla y siento la humedad de ellos en mi piel. Yo misma me sujeto mentalmente las bragas porque no voy a admitir en voz alta que Enzo me parece atractivo. Atractivo pero odioso.

Antes de pensar en lo que estoy haciendo y antes de que se aleje lo suficiente le doy una bofetada. Emily jadea y Sophie se dio cuenta y se golpeó la frente con la palma de la mano.

Mientras tanto el pobre Enzo se masajeaba la mejilla con su mano buena.

— ¿Ahora que hice mujer?

— Eso fue por llamarme picola rajasa o como fuera que me dijeras. Sonó como un insulto. — Me aclaro la garganta. — En fin. Que disfrutes de la fiesta. — Me alejo a saludar a las amigas de Sophie. Quién al final logra robarme y darme un codazo.

— ¿Por qué hiciste eso?

— Porque me irrita —Me muerdo una uña. — Es muy molesto. Es tan....

— ¿Perfecto?

— No.

— ¿Guapo?

— No

— ¿Sexy?

— Si. O sea no. - Toso y ella se ríe.

— ¿Te deja tan descolocada que no sabes que hacer y te molesta no saber que hacer?

— ¿Que? No Sophie, es muy molesto eso es todo. — Cruzo los brazos. Ella se me queda mirando como diciendo "¿En serio?" — Es muy odioso.

— Tonta, eso me pasaba con Lucas. Me irritaba tanto no tener siquiera una pista de cual sería su próximo movimiento y eso me daba miedo también. — Me palmea el hombro. — No le des tantas vueltas, deja que fluya. Te aseguro que te estaba viendo con ojos de corderito castigado cuando lo dejaste con la cara ardiendo y la palabra en la boca.

— No hay nada que tenga que fluir. — Escucho como susjra un "testaruda" y resoplo.

Mi hermano aparece de momento y la toma de la cintura por detrás. Ella chilla y se ríe. Se ven muy bonitos.

— ¿Que consejos andas dándole a mi hermanita? — Dice y la besa en la mejilla.

— Cosas de chicas. No te metas. — Se voltea en sus brazos y sonríe.

— Me voy antes de que se coman delante de mi, adiós. — Efectivamente cuando me doy la vuelta comienzan a besarse.

— Bu... — Susurran en mi oído y mi reacción es voltearme y tirar un puñetazo al aire.

La teoría del hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora