3. Estúpidos ojos negros ( 2 )

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Después de que Emily babeara sobre como Lucas era el hombre perfecto nos dirigimos a recepción para pagar la cuenta de Enzo. Después de todo fue mi culpa lo que le pasó. Le entrego mi tarjeta a la recepcionista y cuando va a escanearla una mano se mete en medio.

— No tienes que pagar mi cuenta del hospital. — Dice Enzo mirándome desde arriba. Okey... Me siento un insecto cuando me mira así. Es un poco más alto que Emily lo cuál es mucho. No muchas personas alcanzan su altura. — Yo pago. — Le dice a la recepcionista entregándole su tarjeta.

La pobre se sonroja cuando Enzo le sonríe y mientras escanea su tarjeta yo pongo los ojos en blanco. Recibo la mia y la guardo. Emily muy indignada y rencorosa me toma del brazo y me jala para irnos pero Enzo me detiene antes de cruzar la puerta de entrada.

— ¿Que quieres? Si la vas a maltratar otra vez te llamo a la policía. — Dice Emily parándose delante de mi, quedando cara a cara con el. Tener una amiga alta es bueno.

Eso de que el carácter lo tienen las bajitas no es cierto. Ella tiene más carácter que yo.

— No es eso. Es... Quería disculparme contigo. No es que me atropellaste a propósito ni nada parecido. Fue un accidente y además. Yo tampoco me fijé mucho al cruzar la calle. — Se veía incómodo. Y puede que un poco tierno. Pero no voy a dejar que eso me ablande. Puedo tener un buen corazón y tratar bien a todo el mundo, pero no voy a dejar que me maltraten por eso. Soy buena. No tonta.

— Mira, entiendo que estés enojado. Pero eso no te da derecho a hablarme así. Y no acepto tus disculpas. Oí lo que te dijo mi hermano y no quiero que nadie me respete porque es el profesor. Que te mejores. — Empujé a Emily para que comenzara a caminar y dejamos al pobre Enzo atrás con cara de confusión.

Soy bastante pacífica y diplomática. Pero no quiero que piensen que soy la niña rica y mimada que siempre ha tenido todo en la vida. No es así.

Cuando nos subimos al auto tomo un respiro y Emily aplaude.

— Eso tigreza. Defiendete con uñas y dientes. El mamadisimo de tu hermano no tiene que ser la razón por la cual la gente te trate bien. — Me besa la mejilla sonoramente y enciende el auto. Me deja en casa y me despido de ella.

Saludo al ama de llaves cuando entro. Gloria. Ha estado con nosotros desde que tengo memoria y le tengo mucho cariño. Una cubana ya algo mayor que llegó a estados unidos cuando tenía unos treinta años.

De pequeña me encantaba escuchar la historia de como llegó aquí. Ella me pregunta si quiero que me prepare algo y le digo que no, que descanse.

Subo a mi habitación y dejo mis cosas en el piso junto a la cama. Me tiro boca abajo en el colchón y suspiro.

Si Enzo cree que con sus estúpidos ojos negros me va a andar pidiendo perdón a diestra y siniestra está equivocado.

...

— ¿No te hizo nada? Se que cuando salió tu aún estabas en el hospital. — Me pregunta Lucas.

— No te preocupes. Me se defender. Además. ¿Con un brazo roto que me podría hacer? Tu me enseñaste a golpear. ¿Lo olvidas?

— Bien. No quiero que te pase nada. Así que mantén la distancia. No me gustó como te habló.

— Ya Lucas. No seas paranoico. No pasó ni pasará nada.

Terminamos de comer en silencio.

...

— ¡Sophie! — La abrazo cuando veo que entra con varias maletas. — Pensé que te tardabas más tiempo en llegar.

— Lo se. Pero decidí venir antes. — Me devuelve el abrazo y corre a saludar a Lucas.

Sophie. Mi cuñada. Una morenaza de veintiocho años, pelo negro y curvas de muerte. Además, irremediablemente enamorada de mi hermano. Y viceversa. Es algo digno de envidiar lo que ellos dos comparten.

— ¿Por qué? — Le pregunto y ella se encoge de hombros. Ahora ambos proceden a ignorarme mientras se hacen mimos y se dicen cuánto se extrañaron.

Sophie estaba de viaje con su familia en España. Se suponía que pasaría un mes pero regresó antes de lo planeado. De cualquier forma. Me alegro de que esté aquí. Me encanta Sophie. Es como mi hermana, espero que Emily no me oiga decir eso.

...

— Te juro que Lucas me va a volver loca. Hace un rato estaba todo paranoico preguntando si Enzo no me había hecho nada aparte de mirarme con mala cara y hablarme en mala forma.

— Se le entiende Ava. Después de todo el fue quien te cuido y protegió cuando... Ya sabes. — Emily suspira al otro lado del teléfono. A ella también le duele esa historia.

— Bueno. Eso ya pasó. Además no soy tonta para acercarme voluntariamente a alguien que pienso que puede hacerme daño. Al menos no otra vez.

— Lo se. Pero Lucas es tu hermano mayor. Se preocupa por ti y desde hace años solo son ustedes dos contra el mundo. Tenle paciencia.

—  Creo que tienes razón pero también sospecho que solo quieres defender a mi hermano.

— Atrapada. Pero en serio Ava, él solo quiere cuidarte. Que sea hombre y lo haga salvajemente no quiere decir que no lo hace bien.

— Si, supongo. — Suspiro. — Oye, me voy a estudiar. Lucas no me regalaría la nota ni aunque de eso dependiera mi vida.

— Está bien. Nos vemos mañana. Cuídate amiga.

— Adiós. — Colgamos y enciendo la lamparita del escritorio, saco mis libros de texto y mi cuaderno de estudiar.

Las próximas horas las paso aplanandome el trasero mientras estudio y respondo preguntas sobre la funcion e importancia de los riñones y bla bla bla.

Cuando el sueño me vence decido organizar todo y encender la luz de mi mesita de noche. Siempre duermo con una luz encendida. Me ayuda a no estar en oscuridad cuando despierto en la madrugada. Me acuesto y me cubro con las sábanas. Después de una media hora gruño frustrada al no poderme dormir. Decido tomar algo que me de sueño. No puedo despertar cansada mañana. Todo por culpa de esos estúpidos ojos negros.

¿Que le pasa a ese chico? ¿Acaso se cree con el derecho de andar hablando mal a la gente que acaba de conocer?


















¿Que le pasa a ese chico? ¿Acaso se cree con el derecho de andar hablando mal a la gente que acaba de conocer?

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NOTA: HOLAAAAAAAAAA. No tienen idea de lo feliz que me puso ver esto al despertar. 🥺🥺🥺

En fin creo que estaré subiendo capitulo diario. La paciencia no me da para esperar una semana. Saludossss

<3

La teoría del hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora