6. Piccola ragazza.

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— Joder. — Está Enzo tapándose un ojo con su mano buena. — Que pesada tienes la mano mujer.

— Ay lo siento, lo siento. — Le quito la mano de la cara y tiene el ojo medio cerrado. Creo que hasta le abrí la piel en la ceja. — Ven conmigo. — Tomo su mano y lo llevo adentro, hasta la cocina.

Mientras el se sienta en una silla yo busco el botiquín de primeros auxilios que siempre tenemos a mano.

Lo abro sobre la mesa y tengo que curar a Enzo estando de pie debido a que sentado sigue siendo muy alto.

— Cierra los ojos para que no te caiga alcohol. — Digo mientras mojo un poco el algodón. Lo paso suavemente sobre su ceja y el da un brinco. Me disculpo y sigo limpiando. Por último le unto una crema de antibiótico y le pongo una curita. — Listo.

— ¿Cada vez que nos veamos va a ser así? ¿Me vas a atropellar o abofetear? — me mira.

— Sabes que esto fue un accidente. Y lo de tu brazo también. Lo de la bofetada si fue totalmente intencional — Me cruzo de brazos. — ¿Quieres algún analgésico? ¿Te duele? — Vuelvo a revisarle la ceja. Pero el me toma del brazo y me jala de tal manera que quedo sentada sobre sus piernas.

Hace una mueca cuando se lástima el brazo. Trato de levantarme enseguida pero con la otra mano me sujeta por la cintura.

—¿Estás loco? Sueltame. Te puedes lastimar el brazo.

— Si dejas de moverte no me lastimarás. — Dice bajito en mi oído y me quedo muy quieta.

— Si mi hermano nos ve te mata. — Veo como pone los ojos en blanco.

— ¿Me vas a decir que no te pasa lo mismo que a mí? Esa tensión que aparece cuando hablamos. — Dice aún sujetándome para que no me levante.

— No se de qué me hablas. Y sueltame, no me gusta que me retengan así. — Suspira y me suelta. Enseguida me levanto y me arreglo el vestido que se me subió un poco. Me sonrojo cuando veo el bulto que se estaba formando en su entrepierna.

Oh dios mío.

— Es involuntario. — se disculpa pero sonríe. En ese momento entran Lucas y Sophie.

Ella se me queda mirando con una sonrisa pícara y Lucas mira a Enzo con mala cara. Mi corazón late a toda prisa.

— ¿Que es involuntario? — Yo me quedo muda y Enzo que antes parecía muy valiente tampoco parece tener capacidad para hablar.

Veo el botiquín y gracias a dios.

— Es que... Estaba curandole una herida a Enzo. Y decia... que es involuntario el saltar cuando sientes el algodón con alcohol. — Me aclaro la garganta.

Sophie se aguanta la risa y Lucas suspira. Se que no es tonto. Sabe que algo pasa. Pero decide no armar un lío en medio de mi fiesta.

— Bueno. Si ya lo curaste supongo que pueden volver a la fiesta ¿No? — Enzo se levanta y se mete la mano en el bolsillo de sus jeans mientras camina hacia afuera. Sophie lo nota y me mira con la boca abierta. Menos mal que está detrás de Lucas y el no puede verla.

También me voy y veo que Sophie me hace una seña bastante sugestiva.

Regreso a la fiesta y trato de evitar a Enzo a toda costa.

...

Estamos cenando cuando mi teléfono que está sobre la mesa se alumbra, veo de reojo que es Enzo. Otra vez. Suspiro e ignoro el mensaje tratando de terminar mi comida.

— ¿Quién es? — Pregunta Lucas

— Emily. — Respondo secamente.

— ¿Acaso se pelearon? Porque normalmente tú no ignoras los mensajes de ella por tontos que sean. — Me aclaro la garganta. Es verdad. — No es Emily ¿Verdad? Ya me imagino quien es. — Suspiro y antes de darme cuenta ya agarró mi teléfono.

La teoría del hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora