Sonríe nada más abrir los ojos y sentir un peso sobre su cuerpo. Se aferra más al cuerpo de este, como si fuera a irse. Ahora que ya sabe mucho más sobre él y puede tenerlo como pareja oficial, siente como cada día es el mejor.
Ver esa cabellera pelirroja apoyándose en su pecho, tan pacífico y cómodo. Se le llena el corazón de ternura. Pasa una de sus manos por los mechones rebeldes de Hinata, creando más rizos de los que ya tiene.
Puede oír esa respiración tan calmada y ese corazón latiendo continuamente. sonríe, nunca suele mostrar su lado cariñoso aunque se trate de su novio, pero ahora siente como... ¿más? ¿Mucho más amor? Es como si cada día lo quisiera más. Como si cada día dependiera más de esos besos que solo él le da; al igual que esas horas uniendo sus cuerpos.
Kageyama sigue apreciando el cuerpo de Hinata, sin darse cuenta que este lo mira con una sonrisa ladeada—¿Soy tan guapo que no puedes dejar de verme e hipnotizarte?—riendo un poco, creando que Tobio vuelva en sí.
—Bueno, sí que es verdad que me hipnotizas y eres guapo. Pero estaba pensando en ti, ¿acaso es delito?—Hinata solo acerca su cabeza a la de este, juntándose en un beso lleno de tantos sentimientos tiernos y calientes.
—Lo que es delito es verme y no hacer nada. Tienes que saber que esas miradas son bastante seductoras—como está encima de este literalmente, cuerpo con cuerpo, Kageyama lo nota y siente la mismas ganas—. ¿Qué opinas?
—Ojalá poder hacerte hijos—lo gira, poniéndose de rodillas encima del cuerpo de su novio—. Luego no te quejes. Está vez no voy a controlarme.—Hinata relame sus labios viendo como Kageyama quita su camiseta y deja ver esos abdominales. Este besa el cuello de Hinata, mordiendo su piel que crea una descarga por el cuerpo ajeno.
—Sabes, he visto algo que podríamos intentar—Kageyama se detiene para verlo—. ¿Quieres probarlo?—dejando que una gota de sudor caiga por su mejilla mientras saca del cajón algo poco común.
Kageyama lo mira con cara perversa y seductora—Y soy yo el pervertido.—Hinata rodea sus piernas en la cadera de su novio.
—Bueno, siempre lo mismo es algo aburrido, ¿no? ¿No te hace ilusión probar cosas nuevas y más pervertidas?—sonríe—¡Hay que explorar!
—Eso decías al principio y lo decías con otro sentido.—coge el bote que tiene Hinata entre manos—¿Cómo lo has conseguido?
—Qué más da. Ahora hazme tuyo—besa apasionadamente los labios algo rojizos de Kageyama. Este solo se deja—. Pero dejémoslo para cuando haya penetración.—básicamente dice eso porque es lubricante, y nunca antes lo han probado. Hinata pues tiene ganas de probar cosas más allá de masturbación, sexo oral, sexo anal y chupetones, es todo el rato lo mismo, ¿por qué no jugar un poco?
Kageyama retira poco a poco el pantalón y todo exceso de ropa de Hinata, dejando ver una erección bien grande. Hinata mira el techo, siempre que le quita la ropa comienza utilizando la boca como primera arma. Es ya como una tradición.
Kageyama primero empieza jugando con la lengua en la punta, sacando gemidos bastante audibles en los labios de Hinata. Cada lamida, cada roce es tan jodiadamente excitante. Siente salvia por todo su miembro. El azabache intenta meterlo todo.
Y después de un rato así, el semen acaba en boca ajena y tragado. Hinata arquea su espalda porque no acaba así. su mano comienza a apretar y masajear, subiendo los besos desde la cadera hasta el pecho. Deja chupetones al igual que succiona esa parte tan sensible en el cuerpo de Hinata. Sus alientos están tan calientes al igual que sus cuerpos sudando.
—Joder—gime—, Tobio...—jadea arañando la espalda ajena con fuerza, clavando sus uñas en esa piel con antiguas marcas.
Empuja el cuerpo de Kageyama al colchón, poniéndose arriba está vez. Sabe perfectamente que hacer si quiere que su querido novio también sea satisfecho como este se lo hace a él.
—¿Qué—respira agitado—te muestro lo que viene ahora?—limpia con su muñeca una gota de sudor y saliva que cae por la comisura del labio.
Va a hacerlo, per añadiendo algo nuevo por si le gusta más—Sorpréndeme, cariño.—Hinata al oír esa palabra relame sus labios y lo mira con una cara desafiante.
Ahora si coge el bote de lubricante y lo pone en su mano. Sí, van a hacerlo hasta que tengan entrenamiento con el club, y si eso dice tres horas o cinco, ¿por qué no?
Casi toda la mañana el eco de la habitación era de los dos cuerpo chocando, profundizando estocadas y el sonido de la boca succionando la piel o gemidos creados por esas erecciones que el ajeno arregla con la boca o haciendo uso de la mano.
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La pareja sale de la habitación con muchas marcas por el cuello y cara, llegando a la sala—Anda, por din termináis. Menos mal que Natsu había quedado en la casa de unas de sus amigas. Debéis de tener más cuidado o preguntar.
—Perdón mamá. ¿Dónde está el desayuno?—la madre los mira con una cara de confusión.
—¿Desayuno? Cariño, es la una de la tarde. Es hora de comer, y a parte de que habíais quedado con el club para comer, ¿no?—ríe un poco al ver la reacción de ambos—Estabais sumidos, es normal que el tiempo pase volando—los mira de rojo mientras se fija más en la televisión, desde el sofá—. ¿A qué esperáis? ¡Id ya!—lo anima.
—Gracias mamá, nos vemos.
—No tardéis ni os paséis de hormonas, que fuera es peligrosos hacerlo. Tened cuidado—desde el salón, viendo como se alejan con rapidez para salir por la puerta. La puerta se cierra y la madre ve la puerta—. No pierde la cabeza porque la tiene pegada—suspira—, en mi juventud era organizada, no se como no has sacado eso de mi.—hablando sola.
Mientras tanto, Hinata y Kageyama corren por sus vidas al supermercado. Nada más frenar, jadean. No tienen muchas fuerzas sabiendo que lo han hecho seguramente por más de cinco horas seguidas.
—¿Otra vez llegáis tarde?—comenta Kei riendo de lo patético que se ven ahora misma. a su lado, Yamaguchi dice que se calme.
—Su culpa—dicen a la vez, viéndose desafiantes—. Tu culpa.—vuelven a soltar ambos.
—Que más da de quien sea la culpa, vamos que si no cierran el local y seguís discutiendo.—todo el club camina, mientras que cierta pareja no para de ser mimosa; y no son Kageyama y Hinata, si no Asahi y Nishinoya.
Ellos no les importa que los vean. Hinata y Kageyama tampoco, pero como no hay necesidad de besarse en medio de la gente cuando antes de llegar ya que has comido a tu pareja, no suelen mostrar sus mimos. A pesar de ello, nadie sabe que salen. Excepto el entrenador Ukai.
Es extraño como dependiendo del ambiente, una pareja puede pasar de ser pervertida a ser dulce o inexistente.
—Ka, ge, ya, ma—separa las sílabas dulcemente viéndolo de reojo. Están atrás de todo el equipo—. ¿Qué me das si no puedes aguantar a volver a hacerlo en el restaurante?
—A parte de darte como tu bien has dicho— es obvio que Hinata no lo decía en ese sentido—, podríamos ir a comprar juguetes.—sonríe travieso el azabache.
—Oh, ¿con qué yo soy el pervertido mi gran máquina de sexo?—tocando juguetón la barbilla de su novio, dejando de caminar y estando frente a frente.
Kageyama rodea sus brazos por la cintura de Hinata—Sí, lo eres, pero yo también, estamos a la par.
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*Maratón:
Venga, hoy intento subir más de uno. Gracias por leer y decid en los comentarios si queréis que haga un capítulo exclusivo para cosas muy, muy pervertidas y más palabras para explicar cada sensación mientras hacen el amor, ¿qué opináis?
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¿Fingiendo ser pareja por sexo? [ Kagehina ]
FanfictionSólo abrazos hasta que uno quiere más. Y es en ese entonces que mientras cada día sus cuerpos se unen fingiendo ser pareja por sexo, la duda surje... ¿realmente sólo es por eso? ---- Créditos a la foto de la portada y solo recordar que los personaje...