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—Se declara a Ryota Mokota como culpable de intento de asesinato, intento de violación a menores hace unos meses, posibles secuestros y con antecedentes penales, como culpable y con diez años en el centro penitenciario —el juez habla—. Se levanta la sesión —pega el martillo sobre un trozo de madera que debe de costar más de tres mil yenes.

Hinata salta de alegría al oír eso, junto a su abogada, que curiosamente es Shizune; ella estudia para ser abogada y tiene licencia mientras estudia para hacer prácticas siempre que un abogado profesional la vigile.

Y sí, ahora que se ha levantado el caso, Hinata puede correr a los brazos de Kageyama que está como espectador en aquellas sillas, con el resto del equipo que ya saben todo sobre Hinata; por todo lo que ha pasado debido a tener que contarlo para que pongan a Ryota como culpable.

—Ya no vamos a verle la cara nunca más —sí, también han conseguido obtener una orden de alejamiento a este. Kageyama está realmente feliz por su amor, por Hinata Shoyo, quien ha demostrado ser la persona más fuerte, hermosa, valiente y resistente de todo el mundo; al menos para los ojos de Kageyama, ese mismo azabache que con orgullo puede decir que es el novio del mejor hombre en el planeta.

—Yo me alegro más por verte tan feliz y con esa carita de felicidad. Hacía unas semanas que no te la veía tanto como me gustaría —Hinata le sonríe con dulzura, en eso,  Kageyama se acuerda—. Por cierto, cogí cita hace una semana, el día de después del gáleo este, para ir a ver que es ese dolor de barriga.

Hinata como agradecimiento y tonto enamorado sonríe embobado y dejándole un suave beso el la mejilla—¿Para cuándo es?

—En media hora —suspira—, menos mal que al final esto no ha tardado mucho, si no no llegamos. Asique nos despedimos de todos y nos vamos.

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Quedan cinco minutos pero sin embargo aún están yendo en el coche de Kageyama al médico. Todo el equipo de vóley ha estado agobiando un poco a Hinata después de saber su horrible pasado. Para el pelirrojo ha sido agradable recibir tanta atención por sus amigos al menos una vez en su vida.

Ahora solo se dedica a mirar por la ventana del copiloto y estar impaciente—¿Cuánto queda Kageyama?

—Creo que dos minutos, ¿por qué? —girando el volante y viendo la calle para seguir concentrándose en las calles y no tener un accidente que pueda hacer daño a su hermoso novio.

—No, por nada —sí, es por muchas cosas. Ahora mismo la barriga le está jodiendo el hermoso paisaje urbano que lo rodea y la vista increíble a su izquierda de su novio conduciendo tan serio y seductoramente hablando.

—¿Te duele? —pregunta al notar la incomodidad de Hinata y los pequeños retorcijos que tiene.

—Sí, ¿queda mucho? 

—Solo un minuto —está aparcando el coche cerca del médico. Sorprendentemente hay hueco, cosa que no siempre o casi nunca ocurre. Pone el freno de mano y acaricia la mejilla de Hinata para darle un beso—. Vamos, ya casi está.

—Sí, gracias —le agradece aquel acto de amor, es algo agradable saber que siempre puedes ser tu mismo frente a alguien que aunque sepa lo peor que has hecho siga queriéndote.

Kageyama sale del coche y va a la puerta del copiloto a abrirle a Hinata. Le extiende su mano y lo coge con cariño, entrelazando sus manos. Ambos van a dentro del ambulatorio dispuestos a ir con el médico.

No hay nadie y justo sale de la sala aquel hombre que tiene que atenderlos—¿Shoyo Hinata? —el nombrado junto su novio se aproximan a él.

—Aquí.

¿Fingiendo ser pareja por sexo? [ Kagehina ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora