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El partido acaba. Todos celebran incluido cierto dúo hiperactivo. Están a un paso de jugar contra el Nekoma y decidir el ganador. Están tan ansiosos por que llegue la semana que viene, el sábado.

Todos hacen un abrazo grupal emocionados, algunos, como Tsukishima; no participan en ello por ser muy infantil. Aunque en su interior se alegra de esa victoria, solo que nunca lo aceptará.

Hacen una reverencia a las gradas, más en concreto a los animadores y animadoras que los han apoyado en cada momento. Después de eso. Hinata y Kageyama corren fuera del interior del pabellón. Nada más cerrar la puerta y solo ser un gran y amplio lugar cubierto en medio de Tokio, se besan de felicidad.

Hinata esta apoyado en la rodilla de Kageyama, quedando como en estos bailes lentos, el final, cuando la dama deja caer su peso en el hombre con el que baila. Pues así es como se han besado. Después, Hinata rodea sus piernas por la cadera de este abrazándolo—¡Lo hemos logrado! ¡Ya queda menos!—besando toda la cara de Kageyama con cariño y efusividad.

—Sí—el no está feliz por el partido, bueno sí, pero está más feliz de su vida ahora. Tiene a Hinata, la persona que ama, ¿qué más puede pedir? Tiene más de lo que ha pedido. No solo es feliz por haber ganado, si no por haberlo hecho junto a Hinata y el hecho de tenerlo a él—. Gracias.

—¿Por qué?—solo le da un tierno y corto beso como respuesta antes de continuar y hablar.

—Por aparecer en mi vida—Hinata suelta una leve carcajada tierna y suave. Desconcierta un poco a Kageyama, pero por notar como lo abraza, lo deja pasar—. De verdad estoy agradecido.

—Y Yo. Cuando lleguemos a casa, quiero contarte algo.—sonríe.

—¿Me haces un pequeño spoiler de lo que es?

—Voy a hablarte la raíz de que haya tenido anorexia y porque hay veces que digo que odio mi cuerpo—Kageyama ha esperado mucho tiempo para saber esto, ahora ha conseguido que lo diga él por su propia boca, sonríe.

—Te escucharé. Pienso hacerte mimos mientras me lo cuentas, ¿bien?

—Bien—lo abraza con más fuerza—, me parece aceptable.

Es una hermosa historia, ¿no? 

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En la casa de Hinata. La madre amablemente lo ha invitado a comer. Quizás sea un buen momento para comentarle sobre su relación. No quiere ocultarle cosas a su madre, es su madre después de todo... ella sabe lo que le hicieron en secundaría, ¿por qué no saber que se ha acostado con su ahora novio?

Su madre es muy abierta en ese sentido. Hablar de sexo es súper normal. Eso es algo que le gusta mucho; libertad al hablar sobre ello. Ama a su familia y ahora, Kageyama también forma parte de ella.

—Mamá, tengo que decirte algo.—da gracias que Natsu esté ahora en el colegio. Sí, la pequeña tiene clases por la tarde, Kageyama y él han llegado hace apenas media hora del partido, y alrededor de una hora, regresa la pequeña.

Sí, tiene colegio los sábados. Bueno, solo este sábado por algo especial que no sabe.

—Claro, dime cielo.—deja su cubierto sobre la mesa, prestante total y absoluta atención a su hijo.

Da un pequeño golpe a Kageyama, quien está a su lado. Este deja de comer y entiende porque ha hecho eso—Mamá... Estamos saliendo—se auto señala a ambos. La mujer los mira—. 

—Oh, pero eso ya lo sabía amor mío. ¿Crees que las paredes son insonorizadas? Ese día que lo trajiste se os escuchaba. Suerte que Natsu estaba dormida. Tenéis que tener más cuidado—Hinata siente un escalofrío, ¿su madre lo ha oído? Sus mejillas se tiñen de un rosado por la sangre que sube con rapidez.

¿Fingiendo ser pareja por sexo? [ Kagehina ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora