¿Fingiendo ser pareja por sexo? [ Kagehina ]

²³

Ahora vuelven a estar aquí, rodeados de un ambiente odioso y pesimista. Vuelven a respirar aire agobiante y pesado. Kageyama vuelve a estar sentado en una silla de plástico mirando en el móvil los noticieros "Desmayo de Shoyo Hinata, el número diez, en la final que lleva a la victoria mundial del Karasuno". Es frustrante tener que esperar mientras tu pareja está ahí, lejos pero en el mismo sitio, sin saber cómo está.

Mira a un chico pelirrojo, con nubosidad. Al menos lo ve así hasta que recuerda; es aquel niño que iba a ver diariamente para copiar sus movimientos desde la lejanía, con un balón. Se asombra, ha crecido bastante y está algo desanimado. Es verdad, había veces que estaba así incluso cuando intentaba auto rematar él mismo en el prado del parque—¿Oye estás bien? —dice Hinata agitando su mano, enfrente de los ojos perdidos de Kageyama—¿Oye? ¿Estás bien?

La realidad es que no se conocen, al menos eso quiere hacer parecer Kageyama. El pelirrojo que espera que se mueva para entrar al interior del pabellón el cual este obstruye la entrada.

—Perdón —al fin reacciona. Hinata sonríe algo dulce para parecer cortés—, ¿vas a pasar?

—Sí, ¿a qué la pregunta? —mirando esos ojos azabache.

—No nada, es que yo también voy a entrar —Hinata se sorprende, bueno al menos finge sorpresa. Quién podría saber que este también lo reconozca; es bastante claro que en sus escapadas para practicar vóley, ha visto siempre a un azabache escondido copiando sus movimientos, en la época de secundaria. Esa mirada es bastante penetrante asique hay veces que la sentía y por eso sus miradas conectaban a penas un segundo.

Se podría decir que ambos ocultan el hecho de que han visto varias veces. Por eso Hinata sonreía decidido cuando el Kageyama actual le había dicho su pasado cuando él debería de estar "durmiendo".

—¿Vamos juntos entonces? —cruzar esa puerta les llevaría a vivir todo. Desahogos antes y después de un partido, acaricias, besos en la frente. Después avanzaría a tener relaciones sexuales. Después descubarían que ambos se aman más que por el deseo carnal. Y más adelante vivirían juntos, siendo una pareja envidiable. Cruzar esa puerta decía empezar sus peleas que terminarán pronto y crearán conexión en el mismo lado de la cancha y remates.

—Claro —cruzan la puerta. ahí comienza todo, ahí comienza el inicio que los llevó a todo esto.

Se conocieron sin saber que se conocían más de lo que creían. Tenían el destino marcado para acabar juntos, ambos felices por tener al otro a su lado, siempre dispuestos a quedarse.

Juega con sus manos, echando miradas feroces que lo llevan a la auto devastación. Se siente incompleto ahora mismo. Confía en Hinata, sabe que va a luchar, es fuerte, es valiente. Conoce muy a bien a su pareja, por ello puede decir que él no se rendirá fácilmente con los que sea que le pase.

Aunque en las analíticas que iban a hacerle se las hagan ahora, o al menos eso dijo un médico mientras estaba en la ambulancia.

Ahora mira el techo con su pelo azabache contra la pared. Entrelaza sus propias manos después de guardar el teléfono. Se arrepiente, ahora empieza asonar un pitido en el móvil, lo llaman. Sin interés y sin fuerzas coge el teléfono.

—¿Dónde estás? —es Daichi—Estamos en el hospital, pero no sabemos en que parte estáis vosotros dos.

—Estoy solo, esperando que me digan algo. Id al piso tres, me veréis a lo lejos del pasillo en cuanto salgáis del ascensor o las escaleras —recibe un gracias. Parece que al menos no estará solo y tendrá a su equipo animándolo o solo dando consuelo. La llamada ha sido colgada—. Espero que estés bien, Hinata.