capítulo 18: Revelación y promesas

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Ese día, Loki y yo pasamos mucho tiempo en aquel Parc de la Tête d’Or, poniéndonos al día sobre nuestras vidas.

Él me comentó sobre sus padres, su madre francesa y su padre de España; por ende, maneja bien esos dos idiomas.

Me interesó mucho, ya que hace algunos años estoy tratando de aprender español, cosa que también le comenté.

Loki me pregunta muchas cosas sobre mí que con gusto contesto, pero cuando me pregunta sobre mis progenitores solo lo miro.

Al ver que no contesto, me pregunta sobre mis hermanos, y así pasamos hasta que, sin darnos cuenta, se hicieron las diez de la noche.

La Nonna me había llamado cerca de las siete de la noche, por lo cual sabía dónde estaba y con quién.

Loki, tomando mi mano con suavidad, me dice: —Mi querida Camila, la noche avanza y las estrellas empiezan a despedirse. Es tiempo de retornar al hogar, donde el cálido refugio de nuestros sueños nos espera.

—Tienes razón, Loki. Es tarde y deberíamos irnos. Pero me ha gustado tanto estar contigo esta noche que desearía que no terminara—. Una sonrisa inesperada aparece en mis labios.

No quiero irme, eso lo tengo claro, aún así debo hacerlo; mis hermanos están esperando por mí junto a la Nonna.

La luna llena brilla en el cielo, iluminando el parque. El viento suave acaricia las hojas de los árboles, creando una melodía natural.

Estamos de pie junto a una fuente antigua, cuyo murmullo añade un toque mágico al momento. Loki, mirándome profundamente a los ojos, dice: —Camila, esta noche ha sido un sueño del que no quisiera despertar. Pero es momento de despedirnos.

—Lo sé, Loki. Esta noche ha sido maravillosa—. Sonrío con tristeza.

Loki se acerca lentamente, sus manos se entrelazan con las mías. Nos encontramos con la mirada, y el mundo a nuestro alrededor parece desvanecerse. Con una delicadeza que refleja su elegancia, Loki inclina la cabeza y roza sus labios con los de Camila. El beso es suave, lleno de una ternura que habla de promesas futuras y recuerdos imborrables.

Cierro los ojos, disfrutando del momento, mientras siento el latido tranquilo del corazón de Loki junto al mío.

El beso se prolonga, como si ambos quisiéramos detener el tiempo, atrapados en ese instante perfecto.

Finalmente, nos separamos lentamente, pero nuestras manos permanecen unidas.

—Buenas noches, mi querida damisela. Que los sueños sean tan dulces como esta despedida—. Me dice con voz suave.

—Buenas noches, Loki. Hasta pronto—, susurro.

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Al llegar a casa, no hay desastre mayor que digamos. La Nonna está en la sala, corre a abrazarme y preguntarme cómo me fue. Le comento que estuve con Loki, pero eso ya lo sabía. Aún así, no le comenté que somos pareja, pero ella no es ingenua; su mirada me comenta cosas sin hablar.

Mi progenitor está en la habitación; escucho vociferar mi nombre a voz viva. La Nonna va conmigo hasta donde se encuentra él.

—¿Dónde estabas? ¿Acaso no sabes que esto no es un hotel?

—Lamento llegar tarde, me entretuve de camino.

—¿Tantas horas? ¿Crees que soy estúpido? ¡Eres igual de callejera que tu madre! —dijo, alzando cada vez más la voz.

—Boris, lo importante es que está aquí y está bien.

—Hilaris, no te metas en esto, recuerda que son mis hijos y yo veré cómo los crío —le dijo con palpable ira.

—Boris, recuerda que la mitad de la custodia legal es mía, así que como representante legal, también debo velar por ellos y su bienestar.

La Nonna me guía junto a ella a la cocina, mientras el ogro empieza a salir.

La Nonna es astuta; si yo hubiera dejado con la palabra en la boca a mi progenitor, tranquilamente hubiera recibido una paliza de su parte.

Bug ni caso de mi presencia; ella, pegada a la PC como si eso le diera vida. A veces siento lástima por ella, ya que su infancia se está viendo absorbida por ese aparato o tal vez ella lo hace como escape a la realidad, como yo lo hacía de más chica con mis amigos imaginarios, que ahora son solo voces en mi cabeza.

Toco la puerta de Revel con la clave secreta que solo sabemos tres personas: su mejor amigo, él y yo, después de dejar la maleta del instituto en mi habitación.

Revel me abre la puerta. Al entrar, su mejor amigo se tira a la cama dándome la espalda, cosa que me pareció retorcidamente rara. Mi mirada viaja alternada entre él y Revel.

—¿Qué pasa?

Revel cierra la puerta con cautela y trata de disimular tranquilidad.

—Jajajaja, ya no sabes, Klever y sus ocurrencias.

—No, a mí no me engañas, ¿qué ocultan?

No me quieren responder. Klever (mejor amigo de Revel) se gira y mira en complicidad a mi hermano.

—Tranquilo, ella puede saberlo.

—¿Seguro, Revel? ¿No nos delatará?

—No, yo confío en Camila.

No era necesario que me dijeran, ya que al hablar, Klever había notado el olor a alcohol en su aliento.

Aún así, quería saber qué tanta confianza hemos cultivado mi hermano y yo.

Klever se gira nuevamente hacia la cama y saca una botella transparente con líquido morado de dudosa procedencia.

Pregunto curiosa qué es; Revel responde que un preparado de frutas con alcohol.

Pregunta tras pregunta de mi parte, descubrí varias cosas.
Me comentó que lo consiguieron por medio de un tío de Klever que lo había llevado a casa de él y se le olvidó. Klever lo trajo acá para compartirlo con Revel. No sabía que mi hermano consume bebidas de adultos; es algo nuevo.

Le arranqué prácticamente de las manos la botella, la abrí y le di cuatro sorbos muy largos, hasta que Revel me la quitó de las manos.

—Te la acabarás—, me dice Revel con irritación.

—Solo comprobaba que no esté adulterada; te puedes morir por consumir eso.

—¿Le dirás? —tono muy preocupado el de Klever.

—No, para nada. Aún así, no abusen; promete que solo beberán para abrir conversación y después toda prueba será eliminada, incluso de su aliento.

Revel y Klever lo prometieron. Yo me quedo tranquila, ya que Revel es de palabra.

Revel me nota pálida y yo me siento nauseabunda; creo que abusé al beber eso.

Tomo la iniciativa y les comento que estaré atenta y que iré a mi habitación a descansar.

Antes de retirarme, miro a Revel y sé que con la mirada le digo que se cuide; él asiente con la cabeza. Doy las buenas noches y me retiro.

Una vida conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora