capitulo 25: Dudas

14 4 3
                                    

Voy demasiado tarde a casa, me encuentro en el transporte público pensando todo lo que había pasado anteriormente con Loki, anele ese momento y me hice mil historias en mi cabeza de como seria, no me decepciona como fue ya que es real, aun asi no se si talvez si hubiera sido mas sincera y sin tratarlo de impresionar, talvez él habría echo algo diferente.

Salgo de mis pensamientos un momento me he dado cuenta que por poco se me pasa mi parada.

Al llegar a casa todo está en silencio, eso me asustó un poco ya que normalmente esto no suele pasar, me dirijo directo a darme una ducha y luego a mi habitación para ponerme ropa mucho más cómoda.

Opto por una pijama de tela fina ya que hace un poco de calor y una blusa de tiras de la misma tela en conjunto, me gusta  mucho esta en específico porque es muy cómoda y tiene muchos dibujitos y es en tonos grises.

Decido ir por algo de beber a la cocina es lo que me freno en seco y siento que mi cuerpo no puede moverse más. Está sentado en la sala y me mira fijamente con una mirada que puedo detectar mucha ira.

Me hace una seña y me invita a sentarme a su lado, empiezo a caminar por inercia sin poder ser consciente de mis movimientos, me siento frente a él.


— ¿Dónde demonios estabas, Camila? ¿Te das cuenta de la hora que es?— La voz de Boris retumba en mis oídos, llena de ira contenida.


No tengo el valor de levantar la mirada, no puedo enfrentar esos ojos que parecen perforarme cada vez que me equivoco.


— Lo siento… Lo siento tanto— pero las palabras se quedan atascadas en mi garganta.
Trato de responder, mi voz apenas un susurro.


— Lo siento… Se me hizo tarde. Estaba con Asher y… no me di cuenta de la hora…— Sé que es una excusa inútil, que no va a calmar su furia.


Boris da un paso hacia mí, y mi cuerpo reacciona automáticamente, retrocediendo.

El miedo es como una sombra que siempre me sigue, y ahora está aquí, cubriéndome por completo. No sé si va a golpearme, si va a gritar más fuerte, o si hará ambas cosas. Solo sé que estoy aterrada.


— ¡No me importa con quién estabas!— Su grito es como una bofetada, y mi corazón late tan rápido que me siento mareada.


— ¡Te dije que estuvieras en casa a las 9, Camila! ¡Esto es una falta de respeto! ¡No eres más que una irresponsable!—


Quiero decirle que no fue intencional, que no quería faltarle el respeto, pero sé que no va a escucharme. Él nunca escucha, solo ve mis fallos, mis errores.

Me hundo mas hacia atrás En el sillo, deseando desaparecer, ser tragada por el suelo, cualquier cosa que me aleje de esta situación.


— Lo siento…—  Apenas puedo escuchar mi propia voz, tan baja que es casi inaudible.


Pero Boris no se calma. En lugar de eso, veo cómo levanta la mano, y mi cuerpo se congela. El miedo me paraliza, y cierro los ojos, esperando el golpe. Pero no llega.

El silencio en la habitación es denso, como si el aire mismo estuviera conteniendo la respiración. Cuando finalmente abro los ojos, veo que ha bajado la mano, pero su mirada sigue clavada en mí, afilada como un cuchillo.


— Hazme algo de comer y luego ve a tu cuarto. Ya hablaremos de tu castigo mañana. Y que esto no se vuelva a repetir, Camila, o las cosas serán mucho peores.— Asiento rápidamente, sin atreverme a decir nada más.


Camino, sin mirar atrás, sintiendo que su mirada aún está sobre mí, persiguiéndome. Después de hacerle una comida básica italiana llego a mi cuarto, cierro la puerta con cuidado, como si hasta el más mínimo ruido pudiera hacer que viniera tras de mí.

Es solo cuando estoy en la oscuridad de mi habitación que dejo salir el aliento que he estado conteniendo.

Me deslizo al suelo, las lágrimas comienzan a caer, silenciosas, ardientes. El miedo sigue ahí, pero ahora se mezcla con una tristeza profunda, un dolor que parece no tener fin.

¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué siempre es así?
Me abrazo a mí misma, intentando encontrar algo de consuelo, pero solo hay un vacío frío dentro de mí.

En cuando me desperté Revel está en mi habitación sonrrie por alguna razón que desconozco pienso que anda dopado pero no veo rastros secundarios de ellos.


— Te está esperando, me mandó a desperté.— su expresión cambio y se hizo triste.


— Voy.— digo con algo de miedo.


— No te preocupes Camila no te hará nada recuerda que la Nonna nos respalda y yo tampoco permitiría que te tocará nuevamente.— me dice Revel con un tono poco tranquilo.


Revel sale de mi habitación para que pueda prepararme, espero estar bien después que pase lo que tenga que pasar.

Me dispongo por una blusa negra de cuello en v y unos jeans negros rotos en la rodilla, zapatos deportivos del mismo color para mayor comodidad.
Camino con lentitud sé que eso le molesta un montón pues la paciencia no es su virtud, me grita mi nombre como que si no supiera cómo me llamo.


— Camila de ahora en adelante tu hora de llegada y considerando el tiempo del transporte público será a las 7 pm ¡Oíste!


Asiento, aunque de mala gana y con afán de ofenderlo. Grita aún más fuerte diciendo lo osada que soy se levanta y dispone a puño cerrado con intención inata de lastimarme, Revel dice que pare y la Nonna se asoma por la entrada de la cosina y lo mira a mi progenitor furico, mientras mi progenitora sale diciendo:


— Que sucede, no dejan descansar me mata la cabeza ….. o como siempre Camila tu si das que hacer, esta vez que hiciste?— dice con dificultad y con un olor a alcohol muy notorio.


La Nonna toma las tiendas de la situacion con sabiduría solo como ella sabe hacerlo. Manda a mi progenitora a su habitación ella obedece sin obligación y le dice a Boris, mi progenitor que me deje en paz o llamara a la policía y no dudará en meterlo tras las rejas por muchos cargos como abuso infantil (laboral), violencia intrafamiliar y otros algunos mas que decide no mencionar frente a nosotros, sobre todo Revel, que aunque me defiende save que mucho no puede hacer.

El hace lo de siempre le dice a Revel que se aliste, que se ban a trabajar y que ya sabe lo de la escuela de verano, se me acerca a la oreja, me quedo inmóvil ya que es impredecible, me dice muy clarito:

“Hilaris no es eterna, recuérdalo”.

En cuanto se aparta de mi, de un salto estoy en el baño vomitando repetidas veces ya que tenerlo tan cerca me produce un asco descomunal, me miro en el espejo y por alguna razon no me reconozco, no siento perteneser al reflejo de mi ser.

Una vida conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora