La carta de Alexander llegó a manos de la Duquesa Emily en una tarde tranquila, mientras las sombras del ocaso comenzaban a extenderse por la mansión de los Richmond.
Con manos temblorosas, Emily rompió el sello y desplegó el papel, su corazón latiendo con fuerza al leer las palabras escritas con tanto cuidado y propósito. Con cada línea, su incredulidad crecía.
Edward, su amado, estaba vivo. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, mezcla de alegría y desesperación. La noticia era agridulce; había pasado tantos años creyendo que Edward había sido víctima de la crueldad de su padre, Lord Henry.
Ahora, la posibilidad de volver a verlo llenaba su corazón de esperanza y miedo. Emily se levantó del escritorio y caminó hacia la ventana, mirando el horizonte con la carta aún en sus manos.
EEmily:Edward, estás vivo," susurró para sí misma, dejando que las lágrimas siguieran su curso.
La emoción la abrumaba, pero también sentía una renovada fuerza. Si Edward estaba vivo, haría todo lo posible para reunirse con él y luchar juntos contra el opresor.
Los días que siguieron estuvieron llenos de actividad frenética. Emily no podía revelar a nadie la verdadera razón de su viaje, así que tuvo que idear una excusa creíble. Decidió decir que visitaría a unos parientes lejanos en el campo, lo cual no era del todo falso, ya que planeaba reunirse con Alexander, quien también era su familia, aunque en secreto.
Con la ayuda de unos cuantos sirvientes de confianza, Emily organizó su partida. Se aseguró de que su hijo, Lord James, estuviera bien cuidado y protegido en su ausencia.ademas de la seguridad extra que mando alexander, la seguridad lord James Richmond era Muy importante, el es el futuro duque heredero de todo Richmond.
Aunque se sentía culpable por dejarlo, sabía que debía actuar rápidamente para asegurar un futuro mejor para ambos. Antes de partir, Emily escribió una carta a su hijo, explicándole en términos vagos que debía ausentarse por unos días y que confiaba en que él se comportaría con valentía y honor.
La carta estaba llena de amor y promesas de un futuro mejor, lo cual esperaba que le diera la fuerza necesaria para sobrellevar su ausencia.
El viaje a Everwood fue largo y lleno de pensamientos turbulentos. Emily viajaba con un pequeño grupo de escoltas leales, pero la mayor parte del tiempo la pasaba inmersa en sus recuerdos y emociones. Cada milla recorrida la acercaba más a Edward, y eso la llenaba de una mezcla de emoción y ansiedad.
El carruaje atravesaba paisajes pintorescos, campos verdes y bosques frondosos, pero Emily apenas notaba la belleza que la rodeaba. Su mente estaba fija en la reunión que se avecinaba, en las palabras de Alexander y en los recuerdos de su amor con Edward.
Cada momento del pasado con él volvía a su mente con una claridad asombrosa, como si el tiempo no hubiera pasado. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegaron a la casa de campo de Lord Byron en Everwood.
La propiedad era modesta pero acogedora, y estaba ubicada en un lugar apartado, lo cual era perfecto para el encuentro secreto que estaban a punto de tener.
Alexander estaba esperando en la entrada cuando el carruaje de Emily llegó. Su rostro mostraba una mezcla de preocupación y alivio al verla. Ayudó a Emily a bajar del carruaje y, sin perder tiempo, la condujo dentro de la casa.
Alexander: "Gracias por venir, Emily," dijo Alexander con voz grave.
Alexander: "Sé que esto es mucho para asimilar, pero todo saldrá bien."Emily asintió, tratando de controlar sus emociones.
Emily: "Gracias a ti, Alexander. No puedo creer que Edward esté vivo.
Emily : ¿Dónde está él ahora?
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EL JARDÍN DE LOS AMORES PROHIBIDOS
RomanceIsabel Thornton, una joven noble, está comprometida con un hombre elegido por su familia. Sin embargo, su corazón late por otro: Daniel Hartman, el jardinero de la mansión, cuya humilde posición social convierte su amor en un peligroso secreto.A tra...