Capitulo 12

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Mientras me encontraba en el bar, mi mirada se desvió hacia un tubo de baile en el centro del local. El ambiente era eléctrico, y la música pulsaba a través de mis venas. Sentía el calor del vino que había estado bebiendo, y un impulso repentino me llevó a tomar una decisión audaz.

"Voy a bailar," le dije a uno de los guardaespaldas, que levantó una ceja en señal de sorpresa pero no dijo nada. Los otros intercambiaron miradas, pero finalmente decidieron no intervenir.

Con un aire de desafío, me dirigí al tubo de baile. La multitud se animó al verme acercarme, y los gritos y aplausos se intensificaron. Dejé que la música me envolviera, moviendo mi cuerpo de manera provocadora y sensual. Sentía las miradas de los hombres sobre mí, y aunque normalmente eso me habría incomodado, en ese momento me sentía poderosa.

La combinación de la música, el vino y la atención era intoxicarte. Los hombres gritaban y aplaudían, sus voces llenas de admiración y deseo. Sentía una mezcla de euforia y control mientras bailaba, usando cada movimiento para expresar mi libertad y rebeldía.

Sin embargo, en el fondo de mi mente, sabía que estaba jugando con fuego. Pero en ese momento, no me importaba. Solo quería disfrutar del momento y olvidar, aunque fuera por un rato, las complicaciones y tensiones que me rodeaban.

Mientras Dareck estaba en la reunión, discutía asuntos importantes con sus asociados. La atmósfera en la sala era tensa, cada palabra medida con precisión. De repente, uno de sus guardaespaldas entró apresuradamente, su rostro pálido y preocupado.

"Señor," dijo el guardaespaldas con voz apurada, "hay un problema."

Dareck frunció el ceño, claramente molesto por la interrupción. "¿Qué ocurre?" preguntó con un tono peligroso.

"La señorita Daphne... está bailando en un tubo," respondió el guardaespaldas, visiblemente nervioso. "Los hombres están aplaudiendo y... bueno, la situación se está saliendo de control."

El rostro de Dareck se oscureció de inmediato, una furia fría reemplazando su expresión calculada. Sin decir una palabra más, se levantó de su asiento y salió de la sala, dejando a sus asociados perplejos y preocupados.

Se dirigió rápidamente hacia el lugar donde estaba el tubo de baile, su mente enfocada en lo que iba a encontrar. A medida que se acercaba, podía escuchar los gritos y aplausos que se intensificaban. Cuando finalmente llegó, la vio.

Daphne estaba en el centro de atención, moviéndose con gracia y provocación, ajena al caos que estaba causando. Dareck se abrió paso entre la multitud, su presencia imponente causando que los hombres se apartaran rápidamente.

"Daphne," gritó, su voz cortante como un látigo.

Ella se detuvo de inmediato, la sorpresa en sus ojos al verlo. La multitud se quedó en silencio, la tensión palpable en el aire.

"¡Bájate de ahí ahora mismo!" ordenó Dareck, su tono dejando claro que no aceptaría ninguna discusión.

Daphne bajó lentamente, su expresión desafiando aún con una chispa de miedo. Dareck la agarró del brazo y la llevó fuera del lugar, sin prestar atención a las miradas curiosas y los murmullos a su alrededor.

Me esforcé por mantener la compostura mientras Dareck me arrastraba hacia la salida del club. "¡Cálmate, Dareck!" dije, tratando de que mi voz sonara firme, aunque un temblor de incertidumbre se filtraba.

Dareck se detuvo en seco y me giró para enfrentarme. "¿Calmarme? ¡Hueles a puro alcohol, Daphne! ¿Quién te dijo que podías beber?" Su tono era gélido, lleno de furia contenida.

Lo miré directamente a los ojos, desafiándolo. "Tú no eres mi mamá para decirme qué hacer," respondí, mi tono desafiante.

Su mandíbula se tensó aún más. Sin decir una palabra más, me agarró del brazo con más fuerza y me llevó hacia el coche. Intenté resistirme, pero su agarre era firme y decidido. Me empujó dentro del vehículo y cerró la puerta de golpe, luego se dirigió al asiento del conductor.

"Todo en esa noche"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora