Después de recuperar un poco el aliento, me puse el vestido nuevamente y me senté al lado de Dareck en el auto. Él me miró con una mezcla de ternura y posesividad antes de inclinarse para darme un beso suave. Luego, con delicadeza, me puso el cinturón de seguridad y se aseguró de que estuviera bien ajustado. Se abrochó su propio cinturón y condujo hacia la mansión.
El viaje de regreso fue tranquilo, con ambos sumidos en nuestros pensamientos. Al llegar, Dareck estacionó el auto y bajó primero, ayudándome a salir. Caminamos juntos hacia la entrada de la mansión, y antes de que pudiera dirigirme a mi habitación, Dareck me detuvo.
"Quiero que duermas conmigo esta noche," dijo, su voz baja y firme.
Asentí, sin decir una palabra, y lo seguí hasta su habitación. Una vez dentro, me dirigí al baño para tomar una ducha rápida. Sin embargo, Dareck me sorprendió al entrar también, con la clara intención de acompañarme. Nos metimos juntos en la tina de agua caliente, y el calor del agua ayudó a relajar nuestros músculos cansados. Nos bañamos en silencio, disfrutando de la proximidad y la intimidad del momento.
Después del baño, me dirigí al clóset de Dareck y tomé una de sus camisas largas y un bóxer. Me vestí rápidamente y me uní a él en la cama. Dareck ya estaba acostado, esperándome, y me recibió con una sonrisa.
Me acomodé junto a él, sintiendo su calor y su protección envolviéndome. Con una ternura que contrastaba con la intensidad de lo que habíamos compartido antes, Dareck me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia él.
"Buenas noches, linda," susurró, besando mi frente.
"Buenas noches, Dareck," respondí, cerrando los ojos y permitiendo que el sueño me alcanzara, sintiéndome segura y amada en sus brazos.
Al día siguiente, abrí los ojos lentamente y vi a Dareck ya levantado y listo. Estaba sentado en el sillón del cuarto, vestido con unos shorts hasta la rodilla y una camisa que dejaba ver su pecho bien marcado. Me dedicó una sonrisa amplia y cálida.
"¿Cómo está mi futura mujer?" dijo con un tono juguetón.
Intenté levantarme, pero el dolor en mis caderas me detuvo. Solté un suspiro de frustración y volví a mirar a Dareck, quien seguía sonriendo.
"¿Te ayudo, linda?" preguntó, su tono suave y comprensivo.
Negué con la cabeza, aunque mi expresión traicionó mi necesidad de ayuda. "Mira lo que me hiciste," murmuré con un deje de reproche en mi voz.
Dareck soltó una risa baja. "¿Quién fue la que me provocó primero?" dijo, levantándose del sillón y acercándose a la cama. "Ven."
Intenté nuevamente levantarme, pero el dolor era demasiado. "Dareck... no puedo," admití con una mezcla de vergüenza y frustración.
Él se acercó más, su expresión se suavizó aún más. "Ven, princesa. Te ayudaré."
Asentí y extendí mi mano hacia él. Dareck me tomó de la mano con cuidado y me ayudó a incorporarme, siendo gentil para no causarme más dolor. Sus manos firmes y seguras me dieron la fuerza que necesitaba para levantarme de la cama.
"Gracias," murmuré, apoyándome en él.
"De nada, linda," respondió, rodeándome con un brazo para sostenerme mejor. "Vamos a asegurarnos de que estés bien."
Con su ayuda, logré ponerme de pie y caminar lentamente hacia el baño. Aunque el dolor persistía, la presencia de Dareck y su atención me hicieron sentir cuidada y protegida.
"Ya puedo yo sola," le dije a Dareck mientras trataba de mantenerme erguida. Él me soltó lentamente, y me quejé al sentir una punzada de dolor.
Con una risita, él preguntó: "¿No quieres volver a hacerlo?"
ESTÁS LEYENDO
"Todo en esa noche"
Teen FictionEn las sombras de la ciudad de Roma, donde los secretos se entrelazan con los susurros de la noche, surge una historia de amor y peligro que desafiará los límites del corazón humano. Dareck Cullen, un mafioso italiano con un pasado oscuro y un prese...