"¿Por qué mierdas te fuiste sola, Daphne? ¿Qué pensabas? ¿Qué pasa si te hubiera pasado algo?" respondió con cólera. "Aparte, ¿por qué no me avisaste?"
Enojada, bufé. "¿Por qué te voy a avisar? ¡Ya ni pasas tiempo conmigo, joder!"
"De todo te quejas, joder, Daphne. Intento protegerte. Nada te costaba decirme para acompañarte."
"Ja, ja," me reí sarcásticamente. "¿De qué te ríes?" preguntó Dareck, levantando una ceja y visiblemente molesto.
"Estabas tan ocupado con tus asuntos con Vlad que no quise molestarte. Aparte, desayunaste con él y no conmigo," le respondí con enojo. "¿Dónde está Vlad?"
"Salió un momento," dijo Dareck, mirándome fijamente. Tomé los chocolates y los tiré sobre la mesa. "Si quieres, los botas," le dije, tirando también su tarjeta de crédito. "La tomé. Espero no te moleste."
Dareck me miró con furia en los ojos. "No es la tarjeta ni los chocolates lo que me molesta, Daphne. Es tu imprudencia. No entiendes el peligro en el que te pones al salir sola sin avisar."
"¿Y tú no entiendes lo sola que me siento cuando siempre estás ocupado con tus negocios y no conmigo?" le respondí, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas.
Dareck se quedó en silencio por un momento, su expresión suavizándose un poco. Se levantó y se acercó a mí, tomando mi rostro entre sus manos. "Lo siento, Daphne. No quería que te sintieras así."
"Solo quiero que pases más tiempo conmigo," dije, mi voz temblando.
Dareck me abrazó, besándome suavemente en los labios. "Prometo que haré un esfuerzo por estar más contigo," murmuró contra mis labios.
Dareck me miró con una expresión más calmada, pero todavía seria. "¿Dónde fuiste?" preguntó, todavía con un tono de voz serio.
"Fui a una cafetería y luego a una librería," le respondí.
Dareck se acercó y me besó intensamente. Justo entonces, la puerta se abrió y apareció Vlad. "¿Interrumpo?" preguntó.
"No," respondí rápidamente, mientras Vlad me miraba con una sonrisa burlona.
"Por fin apareció la princesa. El ogro se estaba volviendo loco," dijo Vlad, con una risa de burla.
Dareck gruñó y le dijo: "Cállate. ¿Qué averiguaste?"
Dareck me miró y me dijo: "Sal."
Lo miré con una expresión de incredulidad y dije: "Ni quien quiera estar contigo. No eres como los que me gustan."
En ese momento, me di cuenta de lo que acababa de decir y cerré la boca rápidamente. Dareck, con una voz gruesa, me dijo: "Vuelve a decir lo que dijiste, nena."
Lo ignoré y me encerré en la habitación, sintiendo una mezcla de vergüenza y desafío.
Sentí un vacío en el estómago que no podía ignorar. Bajé las escaleras en busca de algo para comer. La mansión estaba en silencio, pero la cocina estaba bien surtida. Me senté en la mesa y esperé a que trajeran la comida.
Después de unos minutos, un cocinero apareció con una bandeja. Me sirvieron un suculento filete a la parrilla con hierbas, acompañado de una ensalada de rúcula fresca. Había también una variedad de especias y pimientas en la mesa, y una copa de vino tinto. Además, colocaron varias otras opciones en la mesa: una bandeja de quesos, panes variados, aceitunas, tomates frescos y una botella de Coca Cola.
"Gracias por traerme la comida," dije al cocinero, apreciando el festín que tenía frente a mí.
Empecé a comer con avidez, disfrutando cada bocado del filete jugoso y la ensalada fresca. El vino complementaba perfectamente la comida, y la Coca Cola proporcionaba un toque refrescante. Pasó un rato y casi había terminado todo cuando escuché pasos en la entrada.
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"Todo en esa noche"
Genç KurguEn las sombras de la ciudad de Roma, donde los secretos se entrelazan con los susurros de la noche, surge una historia de amor y peligro que desafiará los límites del corazón humano. Dareck Cullen, un mafioso italiano con un pasado oscuro y un prese...