Capitulo 13

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El mesero llegó con los platos y el vino, sirviéndonos con eficiencia antes de retirarse nuevamente. El aroma del filete mignon llenó el aire, pero mi apetito parecía haberse desvanecido por completo ante la intensidad de nuestra conversación.

Dareck tomó un sorbo de vino y me observó detenidamente, como si evaluara cada uno de mis movimientos. "Entonces, Daphne, ¿aún eres virgen?"

Sentí un calor subir a mis mejillas y desvié la mirada, sintiéndome expuesta bajo su escrutinio. "Sí, lo soy," respondí finalmente, mi voz apenas un susurro.

Dareck asintió lentamente, como si esta revelación encajara perfectamente en el rompecabezas que estaba armando sobre mí. "¿Por qué?"

"Simplemente no he encontrado a la persona adecuada," respondí, mi tono defensivo. "No creo en hacerlo con cualquiera."

Él sonrió, esa sonrisa que nunca alcanzaba sus ojos. "Eres toda una contradicción, Daphne. Fuerte y desafiante, pero también inocente en ciertos aspectos."

"¿Y qué hay de ti, Dareck?" Pregunté, intentando recuperar algo de control en la conversación. "¿Cuál es tu mayor debilidad?"

Dareck se recostó en su silla, su mirada nunca dejando la mía. "Mi mayor debilidad es subestimar a las personas. A veces, eso puede ser un error costoso."

Mientras estábamos comiendo, noté a un grupo de chicas acercándose a nuestra mesa. Eran jóvenes y parecían un poco nerviosas, pero una de ellas tomó la iniciativa y se dirigió a Dareck.

"Disculpa," dijo con una sonrisa coqueta. "¿Podrías darnos tu número? Es para una amiga nuestra que está demasiado tímida para pedirlo ella misma."

Dareck sonrió con picardía, su expresión volviéndose aún más encantadora. "Claro," respondió, tomando el teléfono de la chica y escribiendo su número antes de devolvérselo.

Observé la escena con una mezcla de incomodidad y celos que no había anticipado. Me sentí extrañamente vulnerable y fuera de lugar. La sensación era tan incómoda que decidí que necesitaba un momento a solas para recuperar la compostura.

Me levanté de la mesa, intentando mantener mi dignidad. "Voy al baño," anuncié, pero antes de que pudiera dar un paso, sentí la mano de Dareck agarrando mi brazo.

"¿Para dónde crees que vas?" preguntó con voz suave pero firme, su mirada intensa clavada en mí.

"Suéltame," respondí, mi voz firme. "Voy al baño."

Dareck me estudió por un momento antes de soltar mi brazo, su expresión difícil de leer. "No te tardes, Daphne," dijo finalmente, su tono sugiriendo que no estaba del todo convencido de dejarme ir.

Me alejé rápidamente, sintiendo sus ojos en mi espalda mientras me dirigía al baño. Necesitaba unos minutos para calmarme y ordenar mis pensamientos. La interacción con las chicas había sido un recordatorio incómodo de la realidad en la que me encontraba, y necesitaba aclarar mis sentimientos antes de regresar a la mesa y enfrentar a Dareck nuevamente.

Mientras caminaba hacia el baño, con la mente aún revuelta por la interacción con Dareck, choqué accidentalmente con un hombre que venía en dirección contraria. El impacto me hizo perder el equilibrio, pero antes de que pudiera caer al suelo, sentí unas manos fuertes sosteniéndome de la cintura.

"¡Oh, lo siento mucho!" exclamé, tratando de recomponerme.

El hombre me ayudó a ponerme de pie, sus manos todavía en mi cintura, su mirada fija en la mía. "No te preocupes," dijo con una sonrisa. "Tan bonita y tan solita. Mucho gusto, mi nombre es Axel. ¿Y usted, señorita desconocida?"

"Todo en esa noche"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora