Capitulo 28

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Me llevaron a un lugar que parecía un gran edificio en Rusia. No conocía nada de aquí. Se suponía que vendría a visitar a Vlad y a su esposa con Dareck, pero ahora veía que eso no sería posible. Intenté mantener la calma, aunque mi corazón latía con fuerza.

Me amarraron a una silla en lo que parecía ser una bóveda subterránea. Mis manos estaban atadas con fuerza, y la oscuridad del lugar solo aumentaba mi ansiedad. De repente, el hombre de voz ronca apareció ante mí. Sentí una mezcla de rabia y miedo.

"¿Quién eres y qué quieres de mí?" le pregunté, tratando de sonar valiente a pesar del temor que me invadía.

"Un gusto," dijo con una risa oscura. "Me llamo Konstantin. Y de ti, sinceramente, no quiero nada... aunque me despiertas el apetito," agregó, mirándome con una sonrisa lasciva que me hizo estremecer.

"Sabes lo que quiero," continuó, su tono volviéndose serio. "Quiero a Dareck muerto. Y la única manera de lograrlo es secuestrar a la chica que es suya."

El terror me invadió al comprender la magnitud de la situación. Dareck vendría por mí, lo sabía, pero también comprendía que eso lo pondría en grave peligro.

"¿Por qué?" susurré, intentando ganar tiempo y entender más. "¿Por qué quieres a Dareck muerto?"

"Él arruinó muchos de mis negocios. Me traicionó y se convirtió en un obstáculo que debo eliminar," respondió Konstantin, acercándose más a mí. "Y tú, mi querida, eres la carnada perfecta."

"Estás loco si crees que él se dejará atrapar así," le espeté, tratando de mantener mi valentía.

"Ya veremos," dijo con una sonrisa malévola. "Mientras tanto, tú estarás aquí, esperando a tu amado. Espero que no te aburras demasiado."

Konstantin se dio la vuelta y salió de la bóveda, dejándome sola en la oscuridad. Mi mente trabajaba a toda velocidad, tratando de pensar en alguna forma de escapar o de enviarle una señal a Dareck. Sabía que él vendría por mí, pero el miedo de lo que pudiera suceder antes de que llegara era casi abrumador.

Necesitaba mantenerme fuerte y encontrar una manera de sobrevivir a esto. Mi única esperanza era que Dareck llegara antes de que fuera demasiado tarde.

Había una ventana en lo alto de la pared, muy estrecha. Podía ver que las horas pasaban lentamente. La noche había caído, y la luz de la luna llena se filtraba a través de la ventana, proyectando un resplandor plateado en el suelo de la bóveda. Me sentía sola, angustiada y aterrorizada.

El hambre comenzaba a apretar mi estómago, y la desesperación se apoderaba de mi mente. Quería estar en los brazos de Dareck, sentir su protección, su amor. Pero en lugar de eso, estaba atrapada en este lugar frío y oscuro, con el miedo constante de lo que podría sucederme y de lo que podría ocurrirle a él por mi culpa.

Me sentía culpable, pensando que todo esto era mi responsabilidad. Si no hubiera actuado impulsivamente, Dareck no estaría en peligro ahora. La idea de que él podría estar en riesgo por mi causa me destrozaba por dentro.

Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, deslizando lentamente por mis mejillas. La desesperación y la culpa me invadían. Me sentía tan abrumada que por un momento pensé que tal vez sería mejor acabar con todo, que el dolor y la angustia desaparecerían si simplemente me dejaba llevar por la oscuridad.

Pero entonces, una pequeña chispa de esperanza se encendió en mi corazón. Dareck vendría por mí, lo sabía. Era fuerte y determinado, y nunca me abandonaría. Tenía que mantenerme fuerte por él, por nosotros. No podía rendirme ahora.

Me recosté en la silla, tratando de calmar mi respiración y de encontrar una manera de resistir. Aunque las lágrimas seguían fluyendo, intenté concentrarme en los buenos momentos, en el amor que Dareck y yo compartíamos, en la esperanza de que pronto estaría libre y de nuevo en sus brazos.

"Todo en esa noche"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora