" Dareck"
Observé la puerta cerrarse detrás de Daphne, mi pecho se sentía como si estuviera atrapado en un vicio. No podía creer lo que acababa de suceder. Mi mente estaba nublada por la ira y la desesperación. No quería que se fuera así, no quería que pensara que yo era como los demás.
Sentí la mano de Vlad en mi hombro, su voz firme y tranquila tratando de calmarme. "Vamos, Dareck, déjala un rato. Necesita tiempo para calmarse," dijo.
Respiré profundamente, tratando de controlar mi furia. "No puedo dejar que se vaya así," respondí, mi voz temblando con una mezcla de emociones.
"Confía en mí, hermano. A veces, lo mejor es darles espacio. Si la sigues ahora, solo empeorarás las cosas," dijo Vlad, manteniendo su mano en mi hombro.
Asentí a regañadientes, sabiendo que tenía razón, pero odiando la impotencia que sentía. "Es que no soporto verla tan herida," murmuré, mi mirada fija en la puerta por donde Daphne había salido.
Vlad suspiró y me llevó hacia el salón, donde ambos nos sentamos. "Hablemos un poco. ¿Qué pasó exactamente? ¿Por qué está tan enojada?" preguntó.
Pasé una mano por mi cabello, despeinándolo aún más. "Hubo una mujer en la reunión. Se acercó demasiado, y Daphne lo olió en mi ropa. Ella cree que... que la traicioné."
Vlad frunció el ceño, pensativo, antes de recordar la reunión. "Dareck, yo estaba en esa reunión contigo. Vi lo que pasó. ¿Por qué no le explicaste eso?"
"Lo intenté," respondí con frustración. "Pero ella no quiere escucharme. Está convencida de que soy como los demás, que no puedo serle fiel."
Vlad asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación. "Daphne está herida y enojada. No va a ser fácil cambiar su percepción. Pero sabes que la única forma de hacerlo es con acciones, no solo palabras."
"Lo sé," dije, sintiendo el peso de sus palabras. "Pero es difícil verla así, tan destrozada por algo que ni siquiera hice."
"Necesitas darle espacio, Dareck," insistió Vlad. "Deja que se calme. Si sigues presionándola ahora, solo empeorarás las cosas."
Suspiré profundamente, sintiendo la impotencia y el dolor en mi pecho. "Es que no soporto verla tan herida," murmuré, mi mirada fija en la puerta por donde Daphne había salido.
"Confía en mí, hermano," dijo Vlad, con un tono más suave. "Daphne te ama, pero ahora mismo está cegada por la rabia y la inseguridad. Dale tiempo para procesar las cosas."
Asentí a regañadientes, sabiendo que tenía razón, pero odiando la sensación de no poder hacer nada para arreglarlo de inmediato. "La amo, Vlad. No sé qué hacer si la pierdo."
"Lo sé," respondió Vlad, mirándome con simpatía. "Pero tienes que ser fuerte, tanto por ella como por ti. Ahora, déjala respirar. Verás que las cosas se calmarán."
La desesperación y la furia se mezclaban dentro de mí, una combinación peligrosa. No quería perderla, pero también sabía que debía darle el espacio que necesitaba. Me quedé allí, en silencio, luchando contra mis propios demonios y esperando que Daphne encontrara algo de paz en medio del caos.
Vlad se levantó, todavía frotándose la mejilla. "Voy a ponerme algo de hielo en esto. No te preocupes, hermano. Ella volverá."
Lo observé alejarse, luego cerré los ojos y dejé escapar un largo suspiro. La desesperación y la preocupación seguían presentes, pero también había una determinación firme en mi corazón. Haría lo que fuera necesario para demostrarle a Daphne que podía confiar en mí, aunque eso significara enfrentar mis propios demonios y miedos.
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"Todo en esa noche"
Teen FictionEn las sombras de la ciudad de Roma, donde los secretos se entrelazan con los susurros de la noche, surge una historia de amor y peligro que desafiará los límites del corazón humano. Dareck Cullen, un mafioso italiano con un pasado oscuro y un prese...