"No hay necesidad de palabras, tu mirada y la mía se comunican y, esos hermosos ojos cafés... Siempre te delatan".
Cierro la puerta a mis espaldas y, tras despedir a Arsen, me encuentro a Liam parado en el umbral de la sala con Evan en brazos. No sé descifrar su expresión, pero no es nada bueno.
Afuera no pensé en esto, en el momento que tenga que hablar con Liam.-Lo siento -Me disculpo, bajo mi mirada apenada.
Es el mismo sentimiento de culpa que sentía en el pasado, si bien no estoy engañando a nadie, el solo tener a Arsen en mi vida otra vez me lo genera. Pareciese que consigo trae todo esto a cuesta.
-No lo hagas -Suena amable-, solo quiero saber como sigue o dónde me deja esto -comenta mientras pone a Evan en el corral y se acerca a mí.
-Sigue como siempre -sonrío y lo abrazo-, nada cambia entre nosotros.
Me observo en el gran espejo del salón de belleza, tengo ojeras y el ceño fruncido a más no poder, he estado así lo que restó el día de ayer y lo que va de hoy. Digamos que no he dormido bien y además he perdido mi paz interior, Arsen está causando todo esto, me siento como el naufrago, sin rumbo y a la deriva.
Algo que me trae muy mal es la pequeña discusión que tuve ayer en la noche con Mitch, tuve que contarle todo lo sucedido y no le agradó para nada, de hecho me mandó a la mierda. Sé que tiene razón, pero ¿qué puedo hacer al respecto? No puedo negarle la paternidad o lo que sea que vaya a salir de todo esto.
El estilista observa mi cabello como si no creyera lo que ve, lo sé, está algo feo, bueno, está muy feo. Me lo teñiré de color chocolate rojizo y le haré un pequeño corte de puntas, lo tengo muy largo, casi por mi cintura baja. A mi derecha se encuentra la manicura arreglando mis uñas y a mi izquierda Pat. Está perdida con su teléfono, cuando se supone que debemos aprovechar a chismosear.
No me queda más que terminar de repasar listas mentales y sumergirme en mis pensamientos. Algo que no deja de preocuparme es el hecho de que estarán todos juntos en un mismo espacio, Mitch, Liam y Arsen. Ni hablar de que estará la madre y hermana de Liam.Unas malditas arpías.
De frente fingen que me quieren, que les caigo bien y sobre todo que adoran a Evan, pero sé que no, detestan el hecho de que Liam esté haciéndose cargo de una criatura que no es suya. Algo que me hace sentir culpable, pero bueno, puedo vivir con ese tipo de cosas, de hecho esta es la tercer suegra que me odia. Los padres de Samuel nunca me quisieron, los de Arsen ni hace falta aclarar y, ahora la madre de Liam y su hermana que no se queda atrás a la hora de ser una perra.
Es el Karma, no hay otra explicación. En la vida todo se paga y a mí me está cobrando con intereses.Al terminar de arreglarme, con Pat fuimos a tomar un café y por último a comprarme ese vestido que vi la semana pasada. Éste consta en ser de una tela suave que se amolda a mi cuerpo perfectamente, es largo hasta por encima de las rodillas, manga tres cuartas y un gran escote en "V" al frente, es de color arena y tiene unos pequeños y delicados destellos en dorado, lo usaré con unos zapatos negros, son algo altos pero supongo que lo resistiré.
-¿Podrás con esto? -pregunta Pat repentinamente.
Dejo mi taza y sonrío.
-Pude con más, esto me queda chico -afirmo. Hace una mueca con el rostro y frunce sus labios.
-El brillo en tus ojos y la repentina vitalidad que veo en ti el día de hoy, no me dice lo mismo, Liz. No te engañes.
Termino de colocarme los pequeños aros y salgo a la sala, Evan está listo, se encuentra con la chica encargada de cuidar a los niños y entretenerlos, mis amigos han venido temprano a ayudarme con los últimos detalles y la señora de la comida ya tiene todo listo. Los invitados no tardan en llegar, fuimos acomodándonos en los respectivos lugares, todo es muy tranquilo y relajado como lo esperaba, pero obviamente falta el factor 'x' en esta historia. Por más que quise no pude evitar despegar el ojo del reloj en la pared. Van las tres de la tarde y Arsen no ha venido, nadie parece notarlo y hago ver que yo tampoco. Pero siento una terrible decepción, realmente llegué a pensar que Arsen estaría aquí, que le importaba Evan.
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Él, prohibido
Romantizm"Mi vida era normal, quizás un poco monótona y aburrida. Hasta que aquél griego de tan solo 19 años de edad, hizo temblar el suelo bajo mis pies. Sus ojos de aquel color jade me hipnotizaron y sus palabras me cautivaron. Jamás pensé que podía enamo...