· Capítulo 22 ·

476 16 0
                                    

El domingo fue día de chicas desde temprano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El domingo fue día de chicas desde temprano. Nos fuimos a desayunar al bar de Julio y fue encantador, nos atendió de maravilla.

- Son todas unas muñecas y me alegro de que se vayan contentas por la comida que les he servido.

- Todo estaba delicioso Julio. Tienes unas manos benditas. - le coquetea Fer y nosotras nos reímos. Ella no puede dejar de hacerlo con ningún vejete con quien habla.

Salimos de allí y nos fuimos a un centro comercial gigante que había a las afueras de la ciudad. Allí encontraríamos todas las tiendas a las que queríamos ir. La primera a la que fuimos, y por insistencia de Fer, fue a una de lencería. Nos hizo comprarnos conjuntos de todo tipo y de diferentes colores a Celeste y a mí.

Luego de allí nos fuimos a nuestras tiendas favoritas y nos medimos hasta la ropa del maniquí. Pasamos todo el día en eso y paramos solo para comer. Yo estaba agotada cuando llegamos a la casa y solo tenía energía para bañarme y acostarme.

Me sentía muy triste porque Tom me había ignorado todo el fin de semana. No respondió ninguno de mis mensajes ni mis llamadas desde que se fue de casa de mis padres y llegó un momento que dejé de insistir. Si quería molestarse que lo hiciera. Pero ahora la molesta era yo, estaba segura de que no tenía ningún motivo para hacer eso.

A la mañana siguiente llegué a la oficina y era la reunión de equipo de los lunes. Eduardo contó los avances de todos los proyectos y asignó las nuevas tareas para cada uno de los miembros del equipo. Me extrañó que a mí no me asignara nada, por lo que al acabar la reunión le pregunto entrando a su despacho.

- Oye Eduardo, ¿tienes un minuto?

- Miranda, claro pasa. Justo te iba a llamar. Dime, ¿que necesitas?

- No, es que me pareció extraño que no me asignaras ningún proyecto. ¿Todo bien?

- Si, sí. Todo bien. Lo que pasa es que de eso te quería hablar. Hay un cliente que tenemos en Valencia que debemos visitar para comenzar a trabajar con él. Pero insiste en que debemos ir hasta allá y ver de primera mano sus productos. Pensé que pudieras acompañarme.

- ¡Claro! Me encantaría. Gracias por tomarme en cuenta para eso.

- Ahora en la tarde te daré los detalles del viaje.

- Perfecto. ¿Y mientras tanto que puedo ir haciendo?

Me dijo el nombre de la compañía y que hiciera una pequeña investigación para no ir tan perdidos. Me voy a mi puesto y me concentro en hacer el informe, pero no dejo de pensar en Tom. Quiero ir a su piso, pero no sé si deba hacerlo.

Pasó la mañana volando y algunos de mis compañeros me dijeron para ir al comedor. Acepté encantada, me gustaba la buena vibra que había entre todos. Al llegar me encuentro con Lorena y se une a nuestra mesa. Cuando terminamos de comer nos dirigimos al ascensor y me acerco a Lorena y le pregunto...

Ardiente Secreto [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora