· Capítulo 10 ·

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Al cabo de unos minutos sale del baño con la toalla en la cintura y mi respiración se acelera

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Al cabo de unos minutos sale del baño con la toalla en la cintura y mi respiración se acelera. No lo había visto desnudo desde el incidente del baño, hace tantos años atrás. Y allí estaba yo igual que en ese momento, sin poder apartar mi mirada de ese cuerpo escultural.

Él, ignorando mis pensamientos, coge la ropa y se devuelve al baño para vestirse. Cuando está listo sale, apaga las luces y se mete en la cama, quedando los dos boca arriba uno al lado del otro.

- Buenas noches, Peque.

- Buenas noches, tío Tommy. - le digo y lo escucho reír.

- Volvimos a la casilla de salida. ¿No era que no querías decirme tío porque te daba vergüenza?

- Sí, pero ahora mismo estamos solos y no me da vergüenza. ¿Puedo hacerlo no?

- Puedes hacer lo que quieras.

- Eso me gusta.

Nos quedamos un rato en silencio y le digo...

- ¿Puedo confesarte algo?

- Claro...

- Prométeme que no me vas a regañar...

- Uy, me temo que con esa advertencia ya estoy predispuesto.

- Es algo que pasó hace mucho tiempo, así que digamos que el regaño prescribió.

- Eso lo decidiré yo. – me encantaba cuando se ponía autoritario – A ver dime...

- Vale. Es que al verte salir del baño hace un rato me recordó que hace muchos años, una de las veces que fuiste a la casa a visitarnos y a bañarte a la piscina con mi padre, te fui a buscar a la casa de invitados... y sin querer... te vi ducharte. No era esa mi intención, te lo juro, pero no pude apartar la mirada. Fue la primera vez que vi a un hombre desnudo. Tenía 13 años en ese entonces.

- ¿Y porque no me dijiste nada?

- Por pena. No quería que me regañaran y mucho menos quería hacerte sentir incómodo.

- ¿Y eso por qué? Nunca te debes avergonzar por eso. La desnudes es algo normal pero claro entiendo que a los 13 años puede ser un poco... abrumador.

- Ni que lo digas...

Otro silencio se instaló entre nosotros por un rato y luego me dice...

- ¿Puedo confesarte algo yo también?

- Claro...

- No tienes que preocuparte por eso porque... ahora que lo recuerdo, te vi viéndome, ese día que mencionas.

- ¿Qué? – y me siento de golpe en la cama. Estaba oscuro, pero con la poca luz que entraba de la calle por la ventana podía ver su rostro.

- Si. Escuché la puerta cuando entraste a la casa y estuve atento para saber quién era el que había entrado, hasta que te vi en la puerta.

Ardiente Secreto [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora