Palabras sin Respaldo

CAPÍTULO 8

DESCUBRIENDO LA VERDADERA ESENCIA

A medida que el tiempo transcurría y nuestras conversaciones se volvían más frecuentes, un sentimiento inesperado comenzó a florecer entre nosotros, una atracción que se tejía en cada palabra compartida, en cada gesto de complicidad, en cada mirada cargada de significado. Descubrí que Cian no era el chico frío e indiferente que aparentaba ser, al menos no conmigo. Conmigo, se transformaba en un pequeño cachorro de oso, mostrando un lado amoroso y cariñoso que me tomó por sorpresa.

Sus actos de cuidado y ternura me envolvían en un abrazo reconfortante, recordándome que el amor se manifestaba de formas inesperadas y que las barreras que construimos a nuestro alrededor pueden desmoronarse ante la fuerza de la conexión verdadera. Con cada gesto de amor y cada palabra de aliento, Cian se ganaba un lugar especial en mi corazón, despertando emociones que creía olvidadas y anhelos que anidaban en lo más profundo de mi ser.

Por su parte, Cian notaba que yo era diferente a las demás, que mi amor por la lectura y mi capacidad de sumergirme en un mundo de fantasía me convertían en una princesa independiente y soñadora. Perdida en mis propios mundos de tinta y papel, encontraba la felicidad en las pequeñas cosas que para otros podrían ser insignificantes, pero para mí eran asombrosas y llenas de magia.

Él observaba cómo yo seguía siendo fiel a mí misma, cómo no fingía ser otra persona cuando estaba con él, cómo mantenía viva la chispa de autenticidad que me definía. Y en ese descubrimiento de mi verdadera esencia, en la revelación de mi mundo interior, Cian comenzaba a sentir que algo más profundo y significativo se gestaba entre nosotros, un amor que desafiaba las convenciones y se adentraba en el territorio de lo inexplorado.