Palabras sin Respaldo

Capítulo 35.

MELODÍA DE RECUERDOS

Querido Cian,

A esta hora de la madrugada, mientras el mundo duerme y el silencio me envuelve, eres tú quien sigue presente en mi mente, como una sombra que se niega a desaparecer. No deseo extrañarte, pero la verdad es que tu recuerdo persiste, marcando mi corazón con la huella imborrable de un amor que una vez floreció.

Mariangel me ha compartido que has encontrado a alguien más, y aunque la noticia me ha sacudido, deseo de todo corazón que ese nuevo camino te lleve hacia la felicidad y la tranquilidad que tanto mereces. Aunque me cueste aceptarlo, entiendo que su intención al contármelo no fue otra que ayudarme a sanar, a liberarme de las cadenas de un amor que ya no es correspondido. Aprecio su preocupación y su deseo sincero de verme libre del sufrimiento que me embarga.

En esta noche de confesiones, debo admitirte que mi amor por ti sigue intacto, como una llama que arde con intensidad a pesar del tiempo transcurrido. Echo de menos nuestras largas conversaciones nocturnas, esas en las que el tiempo parecía detenerse y podíamos perdernos en el eco de nuestras voces hasta altas horas de la madrugada. Tu voz, con su tono familiar y acogedor, era como una melodía que me susurraba al oído y me brindaba consuelo en los momentos de soledad.

Aunque esos momentos de complicidad y conexión ahora son solo recuerdos, guardados en el rincón más preciado de mi corazón, no puedo evitar anhelar volver a vivirlos, a sentir esa cercanía que una vez compartimos. La nostalgia me envuelve, recordándome la belleza de lo que fuimos y la tristeza de lo que ya no seremos. Pero a pesar de todo, en esta noche de confesiones, debo reconocer que mi amor por ti sigue latente, como un eco que resuena en la distancia y se niega a desvanecer.

Con la pluma temblando en mis manos y el corazón latiendo al ritmo de tu recuerdo,

Yasmine