CAPÍTULO 24

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EN LA DELICADA FRAGILIDAD DEL ALMA

Querido Diario,

Hoy fue un día abrumador, un día en el que me enfrenté a un torbellino de emociones que parecían querer arrastrarme a lo más profundo de mi ser. Al despertar, me encontré con un pequeño bloqueo emocional que nublaba mis pensamientos y dejaba mis ánimos por los suelos. Mis pensamientos se convirtieron en un laberinto sin salida, sobrepensando cada herida que me lastimaba, sin poder encontrar la calma que tanto anhelaba.

Hablar con Cian fue mi salvavidas en medio de la tormenta emocional que amenazaba con consumirme. Le abrí mi corazón y le confesé cómo me sentía, sabiendo que estaba al borde de un posible ataque de ansiedad y sumida en una crisis interna que me llevaba al límite de mis fuerzas. La sensación de miedo y desasosiego me invadía, pues tenía casi dos años sin experimentar una crisis de esta magnitud y revivir ese dolor no fue nada fácil.

Cian, con su calidez y comprensión, se convirtió en mi ancla en medio del caos. No me abandonó en mi lucha interna, sino que estuvo a mi lado en todo momento, tratando de calmar mis pensamientos tumultuosos y protegerme de mis propios demonios. Supo exactamente qué decir y qué hacer para contenerme, brindándome su apoyo incondicional y su amor en una noche que parecía interminable.

Permaneció a mi lado hasta que logré encontrar un resquicio de paz que me permitió sumergirme en un sueño reparador. Él sabía de mis luchas internas, de mis momentos de fragilidad y vulnerabilidad. Reconocía mi alma delicada como una muñeca de porcelana, pequeña y frágil, pero llena de fuerza y ​​resiliencia.

En la delicada fragilidad de mi alma, encontré en Cian un refugio seguro, una luz en medio de las tinieblas que me recordaba que, a pesar de mis miedos y mis heridas, siempre habría un lugar donde encontrar consuelo y amor incondicional.

Con gratitud y amor en mi corazón,

Yasmine

Palabras sin RespaldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora