Capítulo 34.

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CARTAS AL VIENTO

Querido Diario,

Hoy me encuentro en un torbellino de emociones, envuelta en la neblina del recuerdo y la añoranza por un amor perdido. Cian sigue presente en mi mente con una fuerza arrolladora, un eco persistente en mi corazón que se niega a desvanecerse. A pesar de saber que alejarse fue su propia decisión, el anhelo de su presencia sigue latente en lo más profundo de mi ser.

La necesidad de hablar con él, de saber cómo está, si ha encontrado a alguien más, me atormenta. Sin embargo, la voz de la razón en mi interior me advierte que no es correcto, que debo mantenerme distante, respetar su espacio y aceptar que su camino se ha separado del mío. Aunque duela, sé que debo acatar esa verdad y guardar silencio.

Decidí canalizar mi dolor y mi amor a través de una carta dirigida a Cian, una manera de desahogarme y expresar los sentimientos que me abruman. "Cian, el dolor que dejaste en mi alma es profundo. Dos meses han pasado y mi amor por ti sigue latente, vibrante en mi ser. No sería sincera si te dijera que te odio, porque la verdad es que te amo con cada fibra de mi ser. Aunque la incertidumbre me corroa por dentro, me pregunto si ya has encontrado a alguien más. Me reconforta imaginar que me extrañas, que piensas en mí, pero sé que la realidad es diferente. A pesar de todo, te amo, Cian, te amo más allá de las palabras".

Recuerdo las palabras de alguien que me sugirió que escribir cartas sería una forma de liberar mi alma, y debo admitir que al plasmar mis sentimientos en papel, una sensación de alivio y calma me invadió. Aunque sé que esa carta nunca llegará a su destinatario, el simple acto de escribirla me permitió liberar parte del peso que cargaba en mi corazón.

En este capítulo, me sumerjo en el océano de mis emociones, explorando la dualidad del amor y el dolor, la añoranza y la resignación. A través de las palabras escritas, busco encontrar un atisbo de paz en medio de la tormenta emocional que me embarga, un destello de esperanza en la oscuridad de la incertidumbre.

Con la pluma como mi única confidente y el papel como testigo silencioso,

Yasmine

Palabras sin RespaldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora