Palabras sin Respaldo

Capítulo 38.

LÁGRIMAS EN EL SILENCIO

Querido Cian,

¿Por qué es tan difícil olvidarte? Cada latido de mi corazón clama tu nombre, cada suspiro se convierte en un eco de tu ausencia. Me duele amarte, Cian, duele saber que ya no estás a mi lado, que nuestros caminos se han separado en la encrucijada del destino. No sé en qué momento volví a sentir este dolor tan profundo, esta agonía que me consume desde lo más hondo de mi ser.

Aún no logro borrar nuestros chats, esos mensajes que contienen una historia de amor más allá de las promesas quebrantadas. No puedo presionar el botón de eliminar, porque en cada palabra escrita veo el reflejo de lo que fuimos, de los sueños compartidos y las ilusiones que una vez acariciamos juntos. Me siento débil por ti, Cian, ¿qué me hiciste en verdad? Me odio por amarte tanto, desearía poder decirte que te odio con sinceridad, pero la verdad es que te amo y me duele con cada fibra de mi ser.

Sé que no debo seguir insistiendo, que nuestra historia ya no tiene vuelta atrás, que lo nuestro no volverá a ser una realidad. Aun así, no logro soltarte, me aferró a la esperanza vacía de un futuro que nunca se materializará. Necesito escuchar de tus labios las palabras que tanto temo: que fui lo peor que te pasó, que nunca vislumbraste un futuro a mi lado, que nuestro amor fue solo un juego vacío. Anhelo que rompas mi corazón en mil pedazos, que me hagas sangrar con la verdad más cruel, para así poder dejar de llorarte, de anhelarte en silencio.

En esta carta llena de lágrimas que suelto en silencio, te confieso el peso de mi dolor, la carga de un amor no correspondido que se desborda en cada palabra escrita. Con el alma herida y el corazón roto, me sumerjo en la melancolía y la nostalgia de lo que una vez fuimos, de lo que ya no seremos.

Con la esperanza desvaneciéndose en la distancia y el dolor como única compañía,

Yasmine