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No llegaría a tiempo.

Ese pensamiento atormentó a ____ durante todo el viaje hacia Riverlands.
No tenía idea de cuánto tardó el pobre cuervo en llegar a su casa, ni la gravedad del asunto... Pero por los dioses, temía por Ben.
La noticia llegó en plena noche, en semana de caza, por lo que muchos de sus mejores hombres estaban desperdigados por la montaña. No tenía tiempo de reagruparse, mucho menos de planificar algo muy elaborado. Asi que tomó a los que pudo y partió rumbo a Riverlands escasas 2 horas después de haber leído el mensaje.

—Sabes que será en vano. No llegará antes de que inicie.—

—Es un golpe que debe aprender a soportar, esposa mía...—

Anna se mantenía junto a su esposo en el gran arco de roca en la entrada del pueblo, mirando como un grupo de no más de 50 hombres bajaba a paso cauteloso por las escaleras de piedra.
Edward se quedó por pedido de su hija. Pidió que se encargara de reunir a todos los guerreros que pudiera, que estuvieran listos para cualquier llamado.

Esto no era para nada lo que Edward quería para su hija.

Deseaba que entendiera lo difícil que era ser un líder, lo importante de tener aliados y el sacrificio que implicaba ser un guerrero...

Pero diablos, una guerra de la noche a la mañana no era para nada lo que deseaba.

Él sabía que el problema de los Blackwood y los Bracken siempre estuvo presente, y que la corona solo era una excusa para matarse mutuamente. Pero ____... Ella era joven. Nació y creció en un ambiente duro, difícil. Pero en paz.

No sabía lo que era una muerte violenta,
No sabía lo que era un campo de batalla...
No sabía lo salvaje que la gente podía llegar a ser.

—Por los dioses... Me hubiese gustado ir con ella.—Anna le dió unas palmaditas en el pecho a su esposo.

—Tiene a Stephen y Daniel con ella, estará bien... Además tú lo dijiste, para cuando ella llegue, poco y nada se podrá hacer.—

—Samwell, amigo...—Edward se lamentó—. Pido por que estés a salvo...—

~•~

Usualmente un viaje hasta Riverlands tomaría unos 3 días con sus respectivos descansos y retrasos usuales de todo viaje... Pero esa vez ____ llegó a Riverlands en solo 2.

El corazón de la mujer se contrajo al ver aquel molino que tanto le gustaba en llamas, y como decenas de hombres aún peleaban desperdigados por el campo.

El olor... El olor a muerte quemaba su nariz.

—¿Qué hacemos?—Stephen se acercó a la mujer, quien se había congelado por un segundo. ____ espabiló, mirándolo aún algo afectada.

—Tú y Dan conocen a Ben y a su padre, búsquenlos. Los demás que acaben con todos los Bracken que puedan... Ya no queda mucha gente, no necesitamos mucha más planeación...—

La mujer se alejó a galope mediano, dejando al Stephen a cargo.

—Asi que serás de los que encaran la batalla solos... Siempre me diste esas vibras, niña.—suspiró—... ¡Soldados, los amarillos son los malos. Ayuden al que puedan!—exclamó en voz alta, y el pequeño grupo no tardó en dispersarse.

~•~

—Ben... Ben...—

____ había bajado de su caballo hacía un buen rato, y con espada en mano se fue abriendo camino.
Ya a esas alturas la mayoría de guerreros estaba muertos, apilados unos sobre otros. Pero todavía quedaban luchadores. Y para alivio de ____, muchos eran conocidos.
Encontró a dos amigos de Ben algo malheridos junto al arroyo, luchando a duras penas con dos Bracken que lejos de querer matarlos, los golpeaban con aburrimiento. Los acabó sin mucho esfuerzo.

~• El Cuervo En La Nieve (Benjicot Blackwood x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora