Eso de narrar escenas de guerra me da una paaaaja. Asi que lo que sea enfrentamientos, gente... Bien por encima. Acá lo importante es el amor entre nuestros niños ahre.
(Ni siquiera escribí la batalla y ya me estoy excusando, perdón xd)
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Cregan llegó a primera hora de la mañana, trayendo con él a cinco mil hombres.
—¿Será suficiente?—Ben miró a los hombres desperdigados por todo Raventree.
—Mis hombres valen por cuatro. Los tuyos no sé.—Cregan lo miró con cierta burla.
—Pues los míos valen por 10.—el Stark rió con eso.
—Si, claro.—se ganó un golpe en el hombro.
—¿Están listos?—
____ se acercó al par, trayendo en su mano una pequeña cajita.
—¿Qué traes ahí, amiga mía?—Cregan se acercó al ver que la chica sonreía.
—Ordené que se hagan unas cosas para ustedes...—
La cajita fue abierta, y podían verse tres insignias forjadas en el mineral de sus tierras. Un animal de cada casa, con una pequeña gema incrustada. Tomó el lobo.
—Me pareció un bonito gesto, para agradecerles por su apoyo en estos momentos dificiles.—
Cregan dio un paso hacia ella, mientras una sonrisa adornaba su rostro. La chica enganchó el adorno justo sobre la hebilla de su capa, acoplándolo perfectamente.
—¿Por qué es sospechosamente perfecto?—
—Pues es obvio, robé una hebilla de tu cuarto en Howling Peaks.—Cregan rió con aquello—. Prometo devolverla.—
—Ya me parecía que me faltaba una...—El joven finalmente vio la pieza en su ropa—. Es magnífico. Gracias, milady.—
____ estrechó su mano, dándole un abrazo fugaz.
—Me alegra que le guste, milord...—
En cuanto ____ miró a Ben, notó lo callado que había estado.
—¿Sucede algo?—
—Tú nos diste un regalo... Y yo no tengo nada bonito para darte a cambio.—____ sonrió.
—Los regalos no funcionan así, Benny. No es un intercambio.—se paró frente a él y tomó el pequeño cuervo plateado—. Tardé en darles estos presentes porque quería que las gemas fueran específicas... La de Cregan es una espinela, la conseguí de mercaderes de Dorne, la tuya es un rubí y la mia es una andalusita... las traje de King's Landing.—
Acopló el broche al de su capa, apoyando las manos en su pecho.
—Gracias por tu amistad todos estos años, lord Blackwood.—le sonrió—. Ha resultado ser mi persona favorita desde que decidí bajar de las montañas... Espero que el sentimiento sea mutuo.—
