XX

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Era temprano en la mañana cuando el trío de guerreros se organizó en lo que harían esa mañana.

Ben, al ser un habitante de Riverlands, recorrería los pueblos cercanos para informar las nuevas noticias. Iría a Raventree, a buscar más mano de obra para la reconstrucción.

Cregan dividiría a los hombres según sus habilidades. Carpinteros a talar y preparar los tablones; herreros a reavivar la herrería abandonada del castillo y comenzar a forjar... Y aquellos que no tenían idea de nada, ayudarían en lo que pudieran, además de hacer guardias.

____ empezó por algo sencillo, escribir cartas.
La primera fue para su reina, informando la situación y solicitando alguien capaz de manejar a Daemon.
La segunda sería para su padre, pero para entregar esa necesitaba que Ben consiguiera a Kili. La pequeña lechuza ahora debería mudarse a Harrenhal como nuevo punto de destino.

—Recuerda, Ben. Necesitamos más herreros, carpinteros... gente que quiera ayudar a la reconstrucción y que no tenga problemas con quedarse aquí.—

—Bien...—

—Y trae a Kili, no te olvides de eso.—

—No lo haré...—

—Y por último, pídele a tu tía que empiece a forjar espadas y armaduras. Necesitamos mucho de eso.—el chico asintió—... ¿Quieres que te lo escriba?—

—¿Me tomas por tonto?—enarcó una ceja, pero la chica no tardó en abrazarlo de forma fugaz, sacándole una risa repentina.

—Jamás, Benito... Jamás.—se alejó un poco—. Cuando vuelvas con Kili, le enviaré a mi padre una carta, necesitamos más minerales en tu hogar... también podría pedirle que nos envíe sabia dorada...—la chica se sorprendió por su propia idea—. Si... Es genial.—

—¿Y qué es eso?—

—Sabia de árbol montañoso... La usamos para aislar los hogares y que se mantenga la temperatura interior... tal vez pueda servir para tapar las filtraciones aquí... llueve más adentro que afuera en esta mierda de castillo... tengo que anotar esto para no olvidar nada.—

La chica se alejó, murmurando algunas cosas por lo bajo. Pero Ben se acercó y la detuvo.

—¿qué harás cuando todo esto termine?—la chica la miró extrañada por la repentina pregunta.

—No me gusta pensar mucho a futuro en estas circunstancias, la verdad... Lo único que quiero es paz para estas tierras.—

—Pero cuando ganemos, si es que lo hacemos.—

—Lo haremos.—intervino ____ con confianza.

—Tienes razón, sí... ¿Volverás a tus montañas?—

—Por supuesto que volveré.—

—¿y si la reina...?—el chico dió mil vueltas para decir aquello—. ¿Te regalara, por ejemplo, éste castillo?—la chica rió—. O bueno... algún otro lugar. Una tierra con flores y animales, algo que a ti te guste.—

—Sea lo que sea, no podría rechazarlo. Es un regalo de mi reina.—

—¿Y si te diera otras cosas? Después de todo, la estás ayudando mucho.—

—Es de mala educación rechazar un regalo... Pero si veo que es algo que no le daría utilidad, lo cedería.—lo miró divertida—. Mira si me regalan las tierras de los Bracken ¿Para qué las querría yo? Las tomas tú y quitas las rocas, o las pones donde quieras.—la chica se alejó, riendo por lo bajo.

A pesar de que ____ se lo tomaba con gracia, Ben llevaba desde la noche anterior dándole mil vueltas al asunto.
No solo por los regalos y el posible ofrecimiento de la mano de un príncipe, sino que también la chica de por sí ya poseía muchas cosas.

~• El Cuervo En La Nieve (Benjicot Blackwood x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora