XXVII

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—Ven, te mostraré las reparaciones.—

—Pero tenemos que planificar el ataque.—

—Solo serán 2 minutos, de verdad.—

____ rió por lo bajo, dejándose arrastrar por Ben al interior del castillo. El joven tomó su mano, y no tardó en entrelazar sus dedos. Fue un gesto pequeño.
Pero ____ adoraba esos gestos pequeños.
Totalmente emocionado, Ben le mostró el gran salón. Aún faltaba terminar detalles del suelo, pero no mucho más. Estaba tomando forma.

—Los pasillos ya no tienen... Cosas de murciélago.—

—... Caca, es caca, Ben.—____ lo miró divertida.

—No usaré lenguaje vulgar contigo... No es correcto.—

—¿Desde cuándo?—

—Desde que eres mi prometida, debo ser caballeroso ¿No crees?—

—... Ni se te ocurra cambiar tu forma de tratar conmigo.—____ presionó sus mejillas con una mano, dejando un besito en su frente—. No te hagas el caballeroso ahora.—

—¿No crees que pueda serlo?—

—No es eso, es que me gusta verte siendo un loquito que quiere apuñalar todo, impaciente y que no es muy formal al hablar.—

—Me haces ver como un salvaje.—

—Lo eres, uno hermoso y tierno. Solo conmigo.—lo vio sonreír—. ¿Me sigues mostrando los pasillos de caca?—

Ben le mostró el resto de la primer torre, se veía bien, muy bien. Y terminaron en el cuarto de la chica.

—Ahi tienes, tu casita de bichos... Y tus bichitos bolita absolutamente vivos.—

Ben señaló la caja de cristal, apoyada en una mesa redonda igual de hermosa. Estaba pulcramente tallada con diseños florales, y algunas mariposas desperdigadas por el centro.

—Fuimos a una aldea cercana a buscar ganado y un carpintero la acababa de barnizar... La cambié por una oveja.—sonrió orgulloso—. Y cambié las sábanas, y las colchas... Ahora son verdes, para que combinen.—

____ miraba el pequeño cuarto fascinada, Ben había cumplido su promesa y más. Entonces notó que la chimenea estaba encendida.

—Nadie se esta quedando aquí, por si te lo preguntas.—llamó su atención—. Pero me gusta mantenerlo encendido... Asi cuando volvieras estaría caliente y cómodo.—

____ miró la chimenea, tenía encima una base para su espada. La acomodó enseguida, retrocediendo para ver cómo quedaba.

—¿Y qué tal? ¿Te gusta?—Ben se paró a su lado—. Mantuve la promesa... ¿Tú mantuviste la tuya?—

____ lo miró, y no tardó en besarlo.

—¿Cómo podría dejar de amarte, Blackwood?—se separó apenas, uniendo sus frentes—. Si conté cada día para volver a verte... Y me recibes con algo tan bonito...—

Ben sonrió, volviendo a besarla.
Las manos de ____ se acomodaron en el pecho de Ben, quien la había rodeado de inmediato entre sus brazos.
Hasta ese momento, los besos entre el par de enamorados eran suaves, pero ahora se sentían diferentes. Desesperados.
Las manos de Ben se deslizaron a su cintura, donde se aferraron con cierta desesperación. La chica fue quien tuvo que romper el beso.

—Ben...—

El chico la miró con deseo, aún con la respiración agitada.

—Te amo, ____.—acunó su rostro, rozando apenas sus labios—. Con tantas fuerzas que mi pecho explota de dicha.—

____ dejó un beso en sus labios, y Ben tomó aquello como una invitación para volver a besarla.
La situación comenzaba a salirse de control, cuando unos toques en la puerta hicieron que ____ volviera a la realidad. Apartó a Ben con algo de dificultad, y entre risas lo empujó hacia la cama, aprovechando ese segundo para abrir la puerta. Era Thom.

—¿Necesitas algo, Thom?—

—Lárgate, Thom.—Ben no se levantó de la cama, mirando a su amigo desde el lugar.

—Si, eh... lord Cregan y el príncipe Jacaerys solicitaron una reunión. En 5 minutos, todos deben presentarse.—

—Bien, ahí estaremos.—____ le sonrió, y el chico no tardó en retirarse.

Apenas cerró la puerta, Ben bufó de forma exagerada.

—¿Y si no vamos?—la miró pararse junto a la cama—. Sigamos con nuestra reunión de reencuentro.—

____ rió por lo bajo antes de sentarse en la cama, Ben no tardó en acomodar la cabeza en su falda.

—Cuando todo esto termine, tendremos tooodo el tiempo del mundo.—le brindó suaves caricias en el cabello, desenredando pequeños nuditos—. Y solo después de casarnos, compartiremos cama.—Ben la miró.

—... Yo no sé si pueda esperar tanto.—

—¿No dijiste que serías un caballero?—

—Si, bueno. Pero en otras cosas.—

—En mi hogar, se acostumbra entregarse al otro la noche de bodas ¿No es así en Riverlands?—

—Futura esposa, me temo que por estos lares no tenemos tradiciones tan bonitas... Pero por ti, lo voy a intentar.—

Ben finalmente se sentó, y no tardó en recibir múltiples besitos por todo el rostro.

—Arriba, vamos a ver qué planean nuestros compañeros...—

—

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~• El Cuervo En La Nieve (Benjicot Blackwood x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora